Una mujer de 35 años pasó dos noches privada de su libertad en la comisaría de San Francisco por no respetar el horario establecido para la actividad comercial en aquella localidad, en medio de las disposiciones para afrontar la pandemia por coronavirus.
Su esposo denunció públicamente que la mujer “fue presa por querer trabajar” y que, en todo caso, “cometió una contravención y no un delito”. Fue detenida el lunes por la tarde y recuperó su libertad el miércoles, tras pagar una multa de 40.186 pesos. Durante el período que pasó en la alcaidía de la Departamental San Francisco, el maxikiosco de la familia permaneció clausurado por el municipio.
Qué pasó
Marcelo Plano, esposo de Alicia Raquel Ibáñez, ambos propietarios del comercio ubicado en el bulevar 9 de Septiembre 2175 del barrio San Martín, contó a que "el viernes mi señora se comunicó a la línea municipal 103 preguntando por el horario de atención al público en víspera del Día del Padre. Le dijo que nosotros teníamos artículos de regalaría. Quien la atendió le informó que nosotros estábamos autorizados a cerrar a las 20".
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Por esos días regía en San Francisco el horario de apertura de comercios minoristas de 7 a 18 horas (este miércoles se actualizó hasta las 20 horas), pero como en el llamado les dijeron que podían abrir hasta las 20, así lo anunciaron por sus redes sociales para la atención al público durante el sábado previo a la celebración familiar.
“A las 19.50 del sábado 20 de junio, llegó un inspector y nos preguntó si teníamos habilitación para atender hasta las 20, le informé lo que me habían dicho desde el 103, me preguntó cómo estaba habilitado el comercio y le dije que como proveeduría. Entonces, consultó por teléfono, cortó y me manifestó que tenía que cerrar por orden de la jueza de faltas. Sin problema, comencé a guardar las cosas que tenía en la vereda mientras el inspector permanecía parado allí”, relató Marcelo.
Justo en ese momento llegó una clienta para retirar un regalo para su padre y en ese momento comenzó la confrontación con el inspector. “No dejaba entrar a la chica. Le pedí que la dejara pasar porque venía a buscar un regalo que ya tenía encargado, allí este inspector se pone mal y me dijo: ‘Vamos hacer las cosas como querés vos, yo ahora te clausuro’. Yo le respondí que hiciera lo que quisiera y le entregué el regalo a la clienta”.
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El domingo, día del padre, encontraron la faja de clausura en la puerta, aunque sin ninguna notificación al respecto. “Al no tener en mi poder ninguna acta de clausura, el domingo abro normalmente, pero al mediodía vuelven a clausurar el comercio, allí comencé a atender por el costado ya que había gente que tenía regalos encargados”, señaló.
La detención
Al día siguiente, la mujer, titular del comercio, buscó asesoramiento para los trámites de descargo por la clausura. Sin embargo, les recomendaron la consulta con un abogado penalista ya que “nos habían iniciado una causa en la Justicia Penal por la rotura de la faja de clausura”. Cabe agregar que la puerta de acceso a la vivienda familiar es, además, la puerta principal del local comercial.
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Ese lunes, al regresar al domicilio, la pareja encontró a dos policías en la puerta del comercio, quienes le notificaron a Alicia que había una orden de detención en su contra, tras lo cual fue trasladada a la comisaría.
“Es una injusticia”
“Mi esposa estuvo dos días detenida sin haber cometido ningún delito, la metieron presa por querer trabajar”, se quejó Marcelo, y agregó: “La fiscal nos dijo que si no pagábamos la multa, ella no recuperaba la libertad”. Finalmente, el miércoles de esta semana la mujer recuperó la libertad tras el pago de la multa impuesta por el Tribunal Administrativo de Faltas del municipio.
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El abogado defensor, Rubén Caffaratta, pidió la excarcelación de su defendida amparándose en que se la acusa de un delito contravencional que no contempla pena privativa de la libertad. Además, expuso que Ibáñez es madre de familia -tiene tres hijos, la menor, de 10 años- y que por su condición de comerciante posee arraigo en la ciudad, publicó el medio de San Francisco.
“Teníamos la información de que se podía trabajar, creo que el inspector que clausuró no lo hizo por el horario sino por el entredicho que mantuvo conmigo”, finalizó el dueño del maxikiosco.