La crisis generada por una deuda impagable y el derrumbe de la actividad provocado por las inundaciones jaqueó a la empresa láctea. Además, los directivos planean reducir la planta de personal de 4 mil a 2.500 empleados.
Otras de las plantas afectadas serían las de Brinkmann (Córdoba), Coronel Charlone (Buenos Aires) y Centeno (Santa Fe). Desde este lunes, ordenaron no recibir materia prima e iniciar el desguace.
En otras plantas, pararán para hacer tareas de mantenimiento y reacondicionamiento.
Las pérdidas acumuladas durante 2016 alcanzaron los 2.500 millones de pesos. Si bien el Gobierno la asistió con 250 millones, esto no sirvió para sacarla de la crisis. Ahora, los subsidios se cerraron porque detectaron una suba del 40 por ciento en los salarios en medio de una profunda crisis.
El Ministerio de Agroindustria busca una salida tratando de encontrar un grupo empresario que active una reestructuración y la vuelva productiva y competitiva.