Si uno se preguntara cuál es el colmo de la policía, sin duda esta historia sería la respuesta. No es la primera vez que lo escuchamos, ha pasado cientos de veces en la ficción pero nunca en la realidad.
El hecho objetivo es que un ladrón se escapó en un patrullero con su cómplice esposado en el asiento de atrás porque los policías dejaron las llaves puestas. Pero vayamos por parte.
Primer acto. La historia comienza el martes a la noche en el municipio de Morón. Una vecina llama a la policía por un robo. Los agentes llegan, se produce una persecución y termina con uno de los delincuentes detenido. El otro logró escapar.
Segundo acto. La policía ubica al detenido, esposado, en la parte trasera del patrullero y deciden volver al lugar del robo para buscar pruebas que les permitan encontrar al cómplice. Cuando llegan, se bajan del móvil y adentro dejan el delincuente detenido y las llaves puestas.
Tercer acto. Al parecer, el delincuente prófugo seguía muy de cerca lo que estaba pasando. Como un actor de primera línea, se acercó al móvil policial y haciéndose el distraído se sentó como si fuera el dueño. Arrancó y se escapó con su compañero esposado en la parte trasera del auto. Quién pudiera haber escuchado esa conversación.
¿Cómo se llama la película? Cuando los agentes de la bonaerense se dan cuenta, buscan una segunda camioneta y comienza la segunda persecución de un móvil a otro móvil. Finalmente, varias cuadras más tarde, los detuvieron.
Las explicaciones de la policía. Los dos agentes responsables del móvil están siendo investigados para determinar si hubo negligencia. Por ahora están suspendidos de su cargo y podrían recibir una sanción de hasta 20 días de arresto.