La vida de Kai Pacha, una vida de película. Una conexión única y diferente con los pumas. Su papá era cazador y ella creó Pumakawa, un refugio en Córdoba para salvar y cuidar a estos animales. Existe hace 27 años y está ubicada en Villa Rumipal, a poco más de 100 kilómetros de Córdoba capital.
“Hace 50 años la vida era distinta, la gente tenía tramperos y se conectaba con el monte yendo a cazar. Mi papá era cazador y cuando era chica, mi lugar de juego era en las jaulas”, relató Kai en Seguimos en El Doce.
De niña estaba todo el día con los animales y le costaba mucho la escuela: “De más grande me enteré que lo que tenía era estaba dentro del espectro del autismo y por eso no me conectaba con mí entorno”.
Según contó, su papá vivía de cazar. Hoy, ayuda a Kai Pacha en todo lo que tenga que ver con la reserva y se preocupa y hasta emociona cuando uno de los pumas está mal. “La historia de la familia fue evolucionando”, aseguró la mujer con mucha convicción.
La historia de su nombre
Karina dejó de llamarse así para pasar a ser “Kai Pacha”. Todo comenzó en el 2009 cuando los incendios forestales llegaron a la zona de la reserva: “El fuego se acercó al sector de las pumeras y solté los candados para que no se quemaran en las jaulas. Abrí todas las puertas y a pesar de que les gritaba, no ví que salieran los pumas”.
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En sus adentros, el único sentimiento que afloraba era la tristeza de pensar que nunca más los iba a ver. “Salí corriendo del fuego y la gente que me veía se asustaba y no entendía por qué. Cuando miro, los nueve pumas que solté habían corrido atrás mío, no se habían ido. Los nueve me miraban y es como que me decían 'a donde vos digas, vamos'”.
Esa situación la marcó para siempre: “Una amiga que venía de Perú me dijo 'encontré tu nombre, es Kai Pacha que quiere decir puma protectora del aquí y ahora'”.
“Me llamo Kai Pacha para acordarme de mi misión y el para qué vivo”, cerró.