El hambre afecta a un segmento importante de la población cordobesa que muchas veces no es visible o no queremos ver. Y la contingencia de esta pandemia que obliga al encierro para el cuidado de nuestra salud deja al descubierto las necesidades de muchos vecinos que se ganan la comida día por día.
Ana María Cabanillas y su esposo son cartoneros en las calles de la ciudad. Día tras día juntaban el dinero necesario para sobrevivir, no mucho más que eso. En esta cuarentena, el asma y otros problemas de salud de la mujer la obligan a no moverse de su casa y cumplir con el aislamiento para no contagiarse de coronavirus.
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Pasaron los días de la cuarentena y se fue acabando la comida. También el poquito dinero que habían podido juntar. Hasta que Ana María recurrió a un método que nunca imaginó: pedir ayuda porque ella y su esposo estaban pasando hambre.
Así fue que colocó un cartel en las rejas de su domicilio de Luis Vernet 2107 esquina Madre María Postorino, de barrio Villa Corina, en el noreste de la ciudad de Córdoba. “Ayúdenme. Tengo hambre. Por favor”, ruegan en el cartón colgado en el frente de su casa.
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Solidaridad, activada
Tristemente, el caso de Ana María y su esposo no es el único en el barrio. Hay muchas otras personas y grupos familiares que atraviesan el mismo sufrimiento en plena crisis sanitaria y económica en el país.
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Pero solidaridad es lo que nunca falta, afortunadamente. Algunos vecinos de Villa Corina y barrio Patricios Oeste vieron el cartel y enseguida se organizó una movida para ayudar a la pareja y a otras familias del sector con la misma necesidad.
Sin embargo, ante tanta urgencia lo que se junte en el barrio puede no ser suficiente. Es por ello que los vecinos dejaron el siguiente número para solidarizarse: 3517592125 de Rodolfo Nieva, presidente del Centro Vecinal de barrio Patricios Oeste.