José Pérez volvió a su casa después de estar un mes en el hospital entre “cuatro paredes blancas sin saber cuál iba a ser su salida”. Es uno se los sobrevivientes de la tragedia de los futbolistas en la ruta S-253. Aquel 5 de noviembre iba junto al plantel de reserva del club Deportivo Casino de Río Tercero en la combi que fue embestida de frente por una camioneta Hilux.
El joven que sufrió una fractura expuesta de tibia y peroné confesó en Noticiero Doce que recuerda todo lo que pasó ese domingo: desde el grito de advertencia, sus intentos por ayudar a otros hasta en lo que preguntó cuando estaba en el hospital.
“Me acuerdo del minuto uno que alguien dice ‘¡no, vamos a chocar!’. Estábamos conversando del partido, volteamos a ver y teníamos la chata de frente”, reveló José e insistió en que “son muchos recuerdos”.
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Después del choque, el joven confesó: “Me despertaba, miraba, escuchaba y me volvía a desmayar”. Aseguró que en ningún momento se dio cuenta de la fractura en su pierna y que intentó pararse para asistir a su amigo, pero no pudo. En medio de tantos recuerdos que se le vienen a la memoria, contó que en un momento pensó que “se había quedado dormido y era una pesadilla”.
José afirmó que sus compañeros decían que “la camioneta venía haciendo malas maniobras”, pero en “ningún momento pensaron que los iba a chocar”. Y aclaró que el conductor de la combi, Leonel Tello (28), manejaba “re tranqui”. De hecho, el futbolista deseaba llegar a su casa para merendar con la novia y llegó a pensar “¡por qué no va un poco más rápido!”.
El recuerdo de los que ya no están
José Pérez lamentó no haber podido despedir a sus compañeros fallecidos en la tragedia y, al igual que Miqueas Bazán, desea jugar ese partido, gritar la última arenga y honrar su memoria.
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Con Uriel Barrionuevo, el futbolista de 17 años fallecido, jugaban desde muy chico juntos y en el último tiempo les tocó en la misma posición. Afirmó que siempre le transmitía felicidad y se aconsejaban según sus propias vivencias.
Mientras que con Santiago Ávila, el jugador de 18 años de la reserva, compartió pocos momentos, pero no menos importantes: “Siempre nos reíamos porque me dicen ‘Perú’ y él se confundía y me decía ‘Cafú’, y era siempre la risa”.
Cuando estaba internado, recibió la visita de algunos compañeros del plantel y eso lo tranquilizó, más allá de verlos heridos: “Cuando me levanté estaba en shock y preguntaba si estaban vivos, ese era mi miedo. Poco a poco me contaron cómo fue la situación”.
Un mensaje de reflexión
A un mes de la tragedia, José Pérez resaltó que “es una irresponsabilidad” que sigan ocurriendo siniestros en las rutas. Por eso, se preguntó: “En qué momento el ser humano se va a poner a pensar cuánto daño le puede generar a otro. Yo salgo en bici y me cuido a mí para no pensar en dañar a otro, ¿el otro pensará en mí?”.