En el momento de la emergencia, los pasajeros del vuelo 1302 iban rumbo a Florida, Estados Unidos. Era el martes a la noche.
Todo marchaba bien, hasta que un niño sufre la descompensación. Los padres piden ayuda y la tripulación de cabina se pone manos a la obra. Le informan al capitán sobre lo que está ocurriendo y de inmediato buscan un médico abordo.
Aparecen cinco profesionales que rápidamente hacen un diagnóstico de emergencia. Le notifican al comandante de la gravedad del cuadro y tiene que tomar una decisión urgente.
En pocos segundos, cambia el rumbo de la nave y pide autorización para realizar un aterrizaje de emergencia sanitaria. Afortunadamente, en la ruta aparecía el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Cuando aterrizaron, ya los estaba esperando una ambulancia. Trasladaron al niño a la clínica Foiannini. Tenía un colapso pulmonar al borde un neumotórax.
La criatura entró a tiempo al quirófano y le salvaron la vida. Recién cuando les avisaron que estaba fuera de peligro, los pasajeros respiraron aliviados. Celebraron con un fuerte aplauso dentro de la cabina y partieron rumbo a su destino, informó el sito Infobae que publicó la dramática historia con final feliz.