Si la mitad de nuestro día la pasamos en el trabajo, es lógico que todo lo que pase en esas ocho, nueve, diez o más horas afecten el resto de la jornada y, por extensión, nuestra vida.
Si uno hace un balance, puede determinar cuánto disfruta de la actividad que realiza. Es más, hay una especie de test casero que se puede realizar durante las vacaciones. Aunque a todos les cuesta volver, cuando la situación se transforma en una verdadera pesadilla que conlleva problemas como malhumor, conflictos con terceros, familiares e incluso, depresión, es momento de analizar cambiar de trabajo.
Según un estudio realizado en Estados Unidos sobre más de 6 mil ciudadanos, muestra cómo la disconformidad laboral puede desarrollar una mayor cantidad de enfermedades principalmente mentales. El estudio comenzó en 1979 y recién ahora se conocieron los resultados.
Los datos más importantes:
- Los efectos negativos se evidencian antes de los 40 años, principalmente las consecuencias mentales.
- Hay tres grupos de trabajadores: a los que les gusta (15 por ciento), los que les gustaba pero no les gusta más (45 por ciento) y a los que no les gustaba pero fueron mejorando (17 por ciento)
- En el grupo mayor, los trabajadores que no disfrutan de su trabajo, hubo una incidencia mayor de enfermedades.
- Las afecciones más comunes son: depresión, trastornos del sueño, mayor preocupación general y problemas emocionales. Además, obtuvieron los peores resultados en los test de salud mental global.
- También fue llamativo que eran los que más veces se resfriaban y tenían dolores de espalda.
- El efecto acumulativo es uno de los mayores problemas. Cuando la ansiedad o la depresión se extienden en el tiempo pueden provocar otros problemas como afecciones cardiovasculares o el consumo de sustancias tóxicas.
- Un dato positivo: los que empezaron disconformes y mejoraron en su relación laboral, tuvieron menor incidencia de enfermedades.
- Los más afectados: trabajadores de la salud, la educación, la hostelería y el comercio.
El síndrome del cerebro quemado. “Me seca la cabeza”, es mucho más que una expresión popular. Los problemas en el trabajo generan problemas de salud social. Las relaciones comienzan a afectarse en el ámbito laboral, personal, familiar y social.
¿Cómo combatirlo? Aunque cambiar es la mejor opción hay otras cosas que se pueden hacer: concentrarse en lo positivo, buscar capacitación profesional que permita desarrollar nuevos ámbitos de trabajo y poner límites al trabajo para que no afecte la vida privada. Las actividades recreativas fuera del trabajo también ayudan a sentirse mejor.