La Quebrada de Humahuaca está en la provincia de Jujuy, a casi mil kilómetros de la ciudad de Córdoba. Es Patrimonio de la Humanidad desde julio de 2003.
La ruta 9 va siguiendo el Río Grande y en medio de las montañas en forma de quebrada. Con el nuevo año arranca la temporada alta para recibir al turismo del mundo. El camino conduce desde San Salvador de Jujuy hasta La Quiaca. De todas maneras, hay varias localidades que son puntos obligados para descubrir historias y paisajes únicos.
Purmamarca es uno de los lugares donde la naturaleza decidió demostrar su belleza. El Cerro de los Siete Colores es el emblema de ese lugar conformado por sedimentos marinos, lacustres y fluviales depositados durante siglos. La pequeña plaza es el centro de los artesanos que bajan para mostrar sus productos. Más allá de las tonadas de las distintas regiones del país, también se multiplican los idiomas.
Unos kilómetros al norte se encuentra Tilcara. Más allá que a esta ciudad se la asocia al Carnaval tiene un lugar donde la historia ha dejado su marca: Pucará. Una fortaleza de los aborígenes donde se defendían de los ataques y controlaban los espacios de cultivos. Es uno de los espacios más antiguos de poblaciones prehispánicas de la región.
Finalmente se llega a Humahuaca, un espacio donde la inmensidad de la montaña marca su diferencia con las pequeñas construcciones de adobe. Allí se mantienen las mismas técnicas con el paso del tiempo. Las vías del tren son el lugar indicado para la Gran Feria, donde se pueden encontrar desde productos importados que llegan a Bolivia hasta las distintas especias de papas andinas.
A lo largo del camino se ven pequeños espacios de cultivo que, con casi un trabajo artesanal, se cosechan las verduras de estación.
Hasta el mismísimo Trópico de Capricornio tiene su monolito rodeado de plantas de zanahorias, remolachas, acelgas y todo regado por pequeños canales que son alimentados por el río.
Otro lugar interesante para el visitante es El Volcán, donde hay una feria campesina. Allí se trabaja la lana de oveja y llama. Desde el hilado hasta el tejido completo les lleva unos cinco días.
En todo el camino las montañas de la quebrada están al alcance de la mano. Casi que necesitan nuestras caricias, pero sólo las nubes logran dárselas.
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