La víctima de 16 años, con un retraso madurativo, fue entregada a un hombre de 74. A cambio de que mantenga relaciones sexuales y realice las tareas de la casa, el comprador pagó 200 mil pesos.
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El aberrante hecho, registrado en la ciudad de Mar del Plata, fue denunciado por la madre de la joven en la comisaría de la mujer en mayo. De inmediato, la policía detuvo a los “comerciantes” y la justicia les dictó la prisión preventiva.
El calvario de la víctima comenzó cuando el padre la retiró de la casa de los abuelos maternos en San Luis para llevársela a una localidad de Santa Cruz. Como varios vecinos del lugar hicieron denuncias por golpes y maltratos, la justicia sacó a la chica del hogar para alojarla, en resguardo, dentro de un instituto de menores.
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Al tiempo, el progenitor pudo sacarla de la institución para trasladarla a Mar del Plata. En la ciudad balnearia se encontró con un gitano, quien “compró” a la menor.
“Mi hija viajó bajo los efectos de pastillas y cuando se despertó en la casa se sentía muy descompuesta y con dolores en la zona vaginal", declaró la madre a los investigadores.
Padre y comprador fueron apresados e imputados por el delito de "trata de personas". Ambos justificaron la "operación" en una costumbre de la cultura gitana: entregar dinero como "dote" a la familia de la mujer con la que se contraerá matrimonio.
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Sin embargo, la Cámara de Apelaciones rechazó ese argumento. "Las circunstancias de hecho que rodean al presente caso se acercan más a la hipótesis de que la joven fue víctima de una transacción de su padre en la que ella se transformó en el objeto de una venta ilegal a su comprador para convertirla en su esposa”, sostuvo el juez Eduardo Jiménez, miembro del tribunal bonaerense.