Los habitantes de Vicuña Mackenna no salen del estupor que les provocó el crimen del cura Jorge Vaudagna ocurrido el último martes a la noche en la cochera posterior del predio parroquial, donde un rato antes grabó una misa virtual. Algunos testigos señalaron que el padre rogó a los ladrones antes de que lo maten. La autopsia reveló cómo lo ejecutaron.
Este jueves se conocieron algunos detalles reveladores sobre el brutal homicidio del cura que provocó la indignación y el reclamo de justicia de los vecinos de Vicuña Mackenna. La autopsia estuvo a cargo de la forense Ana Laura Peiovich y se realizó en la morgue del Hospital San Antonio de Padua.
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El examen confirmó que la víctima recibió dos disparos de arma de fuego, uno en la parte superior del tórax y el otro en la base del cuello, lo que le provocó la muerte. El primero quedó alojado en el hombro, mientras que el otro, con orificio de salida, lesionó varios vasos de la zona. Vaudagna también sufrió un fuerte golpe en su rostro con un elemento contundente, según publicó el diario Puntal de Río Cuarto.
Ruego
A partir de los testimonios de testigos que recolectó el fiscal que investiga el caso, Daniel Miralles, se pudo conocer que el sacerdote imploró a los ladrones que no lo mataran, tras lo cual se escucharon dos o tres disparos de arma de fuego, señala el medio.
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Los delincuentes habrían intentado amordazar a la víctima, ya que en una de sus manos tenía atado un pedazo de tela, que podría ser la estola que se utiliza en las misas, una de las prendas que componen el atuendo sacerdotal.
Menor
El fiscal Miralles dispuso detenciones tras una serie de allanamientos en tres domicilios del barrio Las Ferias, al oeste de Vicuña Mackenna. Allí se detuvo a Guillermo Arias, de 23 años, quien está acusado del supuesto delito de homicidio calificado por el uso de arma de fuego en concurso con la participación como cómplice de un menor de 14 años, que ya fue identificado y sería pariente de Arias.
La secuencia fatal
Para los investigadores, Vaudagna se habría resistido al asalto luego de que estacionara su camioneta Toyota y cerrara el portón de la cochera de la Iglesia. Durante el forcejeo con los jóvenes, uno de ellos le aplicó varios golpes (habrían sido con la culata del arma de fuego o con unos palos que había en la cochera) y luego le efectuaron dos disparos.
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Según relataron los policías que acudieron al lugar tras el llamado de los vecinos, los delincuentes fueron observados cuando se fugaban por los techos de la manzana del predio parroquial, ubicado frente a la plaza principal del pueblo.
Junto al cuerpo sin vida de Vaudagna, ubicado en la parte posterior de la vieja Toyota, estaban el arma utilizada para el homicidio -una pistola 22 milímetros-, dos casquillos y un barbijo, que sería de uno de los asaltantes, publicó el medio riocuartense.