El “manosanto” se instaló en la ciudad del Valle de Traslasierra, con su esposa y un hijo mayor de edad. Hizo propaganda en distintos medios y en las redes sociales. En poco tiempo, ganó fama de curandero y logró engañar a varios clientes.
Un comerciante lo denunció en la justicia. Según trascendió, el curandero lo convenció que el auto transmitía "malas vibraciones" y le dijo que tenía que venderlo. Le sacó el 08 del vehículo con la excuas que tenía tenía un cliente y desapareció.
El estafador y toda su familia de un día para el otro desaparecieron. Se fueron sin pagar el alquiler de la casa y les perdieron el rastro. Tras la denuncia de los damnificados, la policía los buscó y los atraparon en la ciudad de Santa Rosa.
El vehículo ya estaba en Puerto Madrin. Lo encontró la policía de esa provincia cuando la compradora lo llevó a hacer la verificación. Al parecer, el hijo del curandero se encargó de hacer la transacción.
El fiscal cree que hay más víctimas del estafador en otras partes del país y pidió que radiquen las denuncias.