Muy lejos del ideal nacional y popular defendido por sus jefes y su espacio político, José López quedó al descubierto. Primero con los bolsos de los millones de dólares y luego en la intimidad de su casa durante el allanamiento realizado por la Policía.
La propiedad tiene dos pisos, un muelle privado que da al río Luján y pileta de natación. Como se sabe, la noche que fue detenido le secuestraron varios relojes marcas Rolex, pero en su vivienda encontraron más. También había joyas de la marca Swarovski.
Al parecer, los whiskys caros amenizaban las decisiones que tomaba en la función pública, quizás en las noches de desvelo. Los investigadores encontraron varias botellas etiqueta azul y otros dorados, de los más caros.
Todo indica que el hombre se refugiaba profundamente en la religión. Sus decisiones no eran fáciles de tomar y su casa era un verdadero templo. Imágenes de la Virgen, el niño Jesús y otros santos lo rodeaban.
En la pared, la imagen del Papa Emérito Benedicto XVI tiene un lugar privilegiado. “Su Santidad imparte de corazón la implorada bendición apostólica a José Francisco López y María Amalía Díaz e hijos”, dice un emotivo mensaje.