Agostina tenía 20 años cuando apenas comenzaba la pandemia del coronavirus y estaba en un proceso de definición personal: tenía que decidir si se internaba en un monasterio en España o se desempeñaba como monja en Argentina.
Pero un vivo de YouTube religioso cambió su vida para siempre y no lo sabía. La joven contó en un video de TikTok que se conectó para rezar el rosario de manera virtual, al finalizar dejó el micrófono abierto y conversó con su familia sobre lo que iban a cenar.
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Al rato le llegó un mensaje por Instagram: “¿Cómo salieron las pizzas?”. Era Ezequiel, un catequista y filósofo que en ese entonces tenía 24 años. “Durante el encierro, en mi familia nos volcamos mucho hacia lo espiritual y juntarme a rezar el rosario virtual me parecía atrapante”, contó el chico a TN después de la viralización del video y agregó: “Entré al vivo porque mi hermana me comentó y me encontré con esta chica que dirigía toda la situación increíble”.
Para Ezequiel, Agostina transmitía la fe “tan naturalmente” que lo atrajo demasiado. Primero se escribían por Instagram, luego por WhatsApp y con el paso del tiempo empezaron a verse en misas clandestinas.
Todo iba bien salvo que la joven lo veía como un amigo y él ya fantaseaba con una relación. “Podíamos pasar horas hablando pero, a la vez, le estaba dando una mala impresión porque yo me estaba preparando para abocarme a Dios y empecé a marcar distancia”, comentó.
La relación se fue haciendo cada vez más estrecha y la confianza entre Ezequiel y Agostina iba en aumento. Sin embargo, la aspirante seguía con muchas dudas sobre su futuro: “No sabía ni qué hacer, me frenaban varias cosas para irme pero fueron pasando las semanas y todo se me estaba yendo de las manos”.
Cada vez se veían más seguido y tenían más encuentros, siempre como amigos. Pero uno en la iglesia fue el puntapié para que el joven tomara coraje. “Me señaló el altar y me dijo ‘imaginate cuando estemos ahí’. Yo estaba enojada, intimidada, pensaba que había arruinado la amistad y, en realidad, me estaba autoengañando”, recordó la joven.
A la salida el catequista la invitó a salir, se besaron y así quedó atrás la posibilidad de instalarse en el monasterio de España. En agosto de 2020 se pusieron de novios, en febrero de 2023 se casaron y tiempo después tuvieron a su hija Fátima.
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“Muchos creen que casarse y tener hijos jóvenes es perder la libertad, perder las piernas. Por eso, sentimos que nuestro proyecto de familia -ella con 24 y yo con 27- en la juventud es contracultural, pero lo hacemos con mucha libertad y consciencia”, analizó Ezequiel.
Y Agostina comentó que creía que Dios le pedía entregarse “completamente a la vocación”. “Es muy prudente sentarse y pensar en el futuro”, concluyó.