Por obra y gracia de la naturaleza, hace miles de años, una roca gigante quedó encajada sobre un arroyo en lo alto de las sierras de Córdoba. Hoy, esa casualidad regala un paisaje tan magnífico como desconocido: la Piedra del Molino.
Está ubicada en Traslasierra, a la altura entre Los Molles y San Javier y custodiada por el cerro Champaquí. Molles, talas, algarrobos, espinillos y los legendarios tabaquillos forman parte del camino. Alrededor de la piedra, los helechos y el musgo copan todo de verde.
La fauna también es abundante: aves como zorzales, mandiocas, vencejos de collar, picaflor cometa, chingolos y águilas moras se hacen escuchar. Y no es extraño que los cóndores custodien el camino, que serpentea siguiendo la quebrada.
Al llegar, la imagen es soñada: la Piedra invita a adentrarse a una caverna y allí se impone el sonido de una cascada de manantial casi oculta desde afuera.
Cómo llegar
El acceso comienza en un punto llamado Rodeo de Piedra, al que se llega en auto por un camino de tierra desde Villa Las Rosas.
“Se arranca a 1000 metros sobre el nivel del mar, luego son unos 6 kilómetros caminando sobre una quebrada por lo que no es probable perderse, además de que el sendero está marcado”, describió en diálogo con ElDoce.tv el guía Diego Maza.
El recorrido es hacia arriba y, después de 3 horas de caminata, se llega al destino a 1730 msnm. El premio es encontrar la piedra gigante, la cascada y un contexto único.
“El arroyo se llama Hondo y nace en las entrañas de Pampa de Achala. La piedra tiene 20 metros cúbicos de roca granítica y está encajada en la quebrada. Ahí se genera un microclima con una caverna, donde se armó un bosque de tabaquillos, tan importante para los cordobeses porque retiene el agua que después consumimos”, resaltó sobre el valor ambiental y social del lugar.
Sobre la dificultad, marcó que “no tiene dificultad técnica y físicamente es moderada”, aunque aclaró que “lo ideal es ir con guía porque es una zona agreste y no hay mucha gente que camine por estos lados”.
Derecho a Instagram
Si se va al atardecer, la puesta del sol es la postal que todos van a querer tener. Con cuidado, también se puede subir a la piedra y tener más fotos instagrameras.
Adentro de la caverna, será la hora de los videos para reflejar la fuerza del agua pura y la naturaleza. El agua es helada, obviamente, pero es casi una obligación refrescar al menos los pies.
Llegar con batería suficiente es el desafío, porque el camino invita a sacar el teléfono y activar la cámara casi en cada paso.
Créditos
Edición y texto: Nicolás Colautti.
Fotos y videos: Diego Maza.