Los alquileres a través de plataformas de hospedajes no siempre salen bien y una joven lo vivió en primera persona. Paola reservó un departamento y al llegar se encontró con algo totalmente inesperado.
La usuaria llamada Paola buscó un alojamiento en Benalmádena, en las afueras de Málaga, y encontró uno a 50 euros, un buen precio para la zona a la que iba. Sin embargo, cuando arribó al lugar se llevó una espantosa sorpresa.
+ VIDEO: el hospedaje que alquiló Paola:
“Tardamos una hora en encontrar el piso”, comenzó su relato en el posteo mientras mostraba la búsqueda de la llave. El propietario no la había dejado en ningún lugar accesible como suelen hacer en Europa y eso ya complicó el ingreso. Después de un rato, la encontró detrás de un banco de la plaza.
Sótano
Pero hasta ahí, Paola no había descubierto nada. Lo peor llegaría minutos después: la llave abría la puerta de un restaurante que al momento en el que llegó estaba cerrado. Tras cruzar todo el salón con las mesas, se encontró con un cartel que decía “apartamento”.
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Siguiendo los avisos de las paredes, la joven bajó las escaleras y encontró dos puertas. Al ingresar por una de ellas dio con el hospedaje que había alquilado por Airbnb. No tenía luz natural ni ventanas y era completamente hermético
“Gracias por la gincana (acertijo), pero podríais haber avisado aunque sea”, expresó indignada. Después se dio cuenta que los comentarios en la publicación no eran los mejores. Una mujer había escrito: “Es un sótano, sin ventilación, con una ventana, que si la abres o te entra la calor del aire acondicionado o la peste insoportable a cloaca que no sabíamos bien de dónde venía, y claro cero luz solar”.