Una insólita situación que arrancó como un simple acto de cortesía sacudió la comunidad de Poulsbo, en Washington, Estados Unidos. Una mujer alimentaba diariamente a un grupito de mapaches en el patio de su casa pero un día cayó en la cuenta que el panorama se había ido de control: lidiaba con cerca de 100 mamíferos hambrientos.
Durante casi 35 años la dueña de la propiedad se había ocupado de lanzar comida a los simpáticos animalitos, pero se ve que esa actividad ocasional despertó el hambre insaciable en las criaturas. Y el pasado 3 de octubre llegó la gota que rebalsó el vaso.
Con actitudes cada vez más agresivas, los mapaches obligaron a la mujer a refugiarse en su propio auto, desde donde pidió ayuda a la policía del condado de Kitsap, que se presentó en el lugar para asistirla. Al llegar, los oficiales no podían creer con el escenario reinante.
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Según el sheriff Kevin McCarty, nunca había visto una bandada de 100 mapaches en este contexto. “Ella dijo que los mapaches normales son agradables, pero los nuevos la asustan”, expresó en relación a que los últimos mamíferos que se sumaron eran particularmente agresivos.
Gracias a la intervención de los uniformados la dueña de la casa pudo salir del auto y los mapaches se tranquilizaron. No obstante, el problema se centró en la logística para trasladar a los invasores en algún hábitat salvaje. De acuerdo al medio CBS Austin, el costo para atraparlos y reubicarlos es de 500 dólares, monto fuera del alcance de la propietaria de la vivienda en cuestión.
Por su parte, el Departamento de Pesca y Vida Silvestre del Estado de Washington se puso al tanto del complejo escenario y alertó sobre los peligros de alimentar a la fauna silvestre, y advirtió que cuando los animales pierden su instinto natural de cautela hacia los humanos, el peligro acecha. En ese sentido, todavía no se encontró solución al conflicto que se originó por simplemente alimentar ocasionalmente a un grupito de mapaches.