Brasil es un país maravilloso en muchísimos sentidos, y los argentinos lo saben mejor que nadie ya que aparece como un destino muy elegido para vacacionar e incluso instalarse a vivir.
Sin embargo también posee un pedazo de tierra que es considerada el más peligroso del planeta, en el cual los humanos solo sobrevivirían alrededor de 30 segundos. Lógicamente, el turismo está prohibido por completo.
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Se trata de Queimada Grande, una isla de unos 430 mil metros cuadrados que está ubicada a poco más de 30 kilómetros de las costas de San Pablo, entre Itanhaém y Peruíbe.
A simple vista parece un típico territorio paradisíaco del país vecino, pero en realidad en su interior habita un peligro letal. Es una zona cubierta por la Mata Atlántica, sin playas y de difícil acceso.
¿Cuál es el verdadero riesgo que existe? Ocurre que en Queimada Grande está dominada por miles de serpientes venenosas, lo que la convierte en un sitio imposible para la vida humana. De hecho allí reside una de las especies más letales: la Bothrops insularis o serpiente cabeza de lanza dorada.
Esta víbora es endémica de la isla brasileña (es decir que no se encuentra en ningún otro sector del mundo), puede llegar a medir hasta 1,2 metros de largo y se alimenta tanto de aves como de pequeños reptiles.
Su veneno es muy potente. Según los análisis realizados, una mordedura puede provocar necrosis muscular, hemorragia cerebral, vómitos severos y sangrado intestinal. Se calcula que una persona en la isla solo sobreviviría unos 30 segundos antes de fallecer por los efectos del veneno.
Nadie pone ni un pie
Vale decir que Queimada Grande, también conocida como “Isla de las cobras”, fue declarada como área relevante de interés ecológico y serpentario a mediados de los años 80 y las visitas están terminantemente prohibidas por el Gobierno de Brasil.
“Únicamente los profesionales ambientales autorizados por la Marina brasileña tienen permitido adentrarse en esta isla única y enigmática”, explicó National Geographic en un informe especial.