Rebeca Hwang, especialista de la Universidad de Stanford y referente global en Inteligencia Artificial, pasó por Córdoba y, además de capacitar a áreas de gobierno y emprendedores de la provincia, brindó una charla en un encuentro en el que estuvo presente El Doce.
La reunión, organizada por la Agencia Competitividad Córdoba, permitió conocer de primera mano qué está pasando tras bambalinas con el desarrollo de la IA en Silicon Valley. La acompañó Sebastián Campanario, economista, periodista y columnista en La Nación en agenda de innovación y economía del cambio.
El primer punto que marcó Hwang abrió tantas expectativas como interrogantes: en 2026, y tal vez se anticipe para este año, llegará el punto de “equidad” entre la IA y el ser humano. Es decir: la máquina tendrá tal autonomía y capacidad de razonar lógicamente que no deberá estar una persona detrás para darle una instrucción o prompt.

Que eso aún parezca lejano es por otro de los resaltados en la charla de Hwang: el público general, es decir, todos nosotros, conocemos el 10% del potencial de la Inteligencia Artificial. El 90% está en centenares de proyectos que aún esperan ver la luz. Y eso ocurrirá más temprano que tarde.
¿Suena aterrador? Es probable. La especialista prefirió hablar de una “crisis de identidad” que generará en la sociedad esa autonomía tecnológica, además de los desafíos ambientales que implican desarrollos que requieren cada vez más energía.
Paradójico o no, la propia Inteligencia Artificial podría tener algunas de las respuestas para superar esas crisis y lograr, por ejemplo, reducir el consumo energético que ella misma requiere.
Habilidades 2030
Ante un grupo de periodistas que consultó por el futuro de la profesión -y de las profesiones en general- en 2030, Hwang y Campanario marcaron la importancia de asumir que “el genio ya salió de la lámpara” y que, más que nunca, hay que apostar por proyectos o profesiones vinculados a la innovación y las cualidades humanas.
“¿Qué le pueden enseñar los humanos a la IA?“, se preguntó Hwang como disparador. Y marcó que cada vez tendrá más importancia una formación que potencie la creatividad, el liderazgo, la influencia social, la curiosidad, la empatía, el manejo de talentos y el pensamiento analítico.
Más rezagados quedarán rubros duros que hoy parecen vitales como la programación, el marketing, el multilingüismo, las matemáticas, el diseño, las experiencias de usuario, la ciberseguridad, la precisión o la resistencia. Sí: porque la IA está a la vuelta de la esquina -o incluso mucho más cerca- para tomar la posta.
