El sloughi, una raza canina originaria del norte de África, está al borde de la desaparición. Históricamente compañero de las tribus nómadas en el desierto, este ágil perro de pelaje corto y lomo arqueado enfrenta una amenaza silenciosa: la hibridación no controlada con especies extranjeras.
En Túnez, veterinarios y criadores han encendido las alarmas. La doctora Olfa Abid, una de las impulsoras de su conservación, advirtió: “Hay que proteger al sloughi porque forma parte de nuestro patrimonio cultural, de nuestra historia”. Abid convive con tres hembras y colabora con la Central Canina Tunecina en su plan de recuperación.
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Según las estimaciones de la organización, apenas quedarían unos 200 ejemplares autóctonos en todo el país. El cruce con razas provenientes de España y Argelia estaría alterando sus características originales. Por eso, la Central trabaja desde hace dos años en el reconocimiento formal de la raza bajo las normas de la Federación Cinológica Internacional (FCI).
El plan incluye censar los ejemplares puros, definir un estándar de morfología y comportamiento, y aplicar un programa de reproducción controlada durante tres generaciones. El objetivo es que el sloughi pueda tener un pedigrí oficial que lo legitime en exposiciones, circuitos de crianza estructurada y le devuelva visibilidad en la escena internacional.
De contextura esbelta y pelaje color arena o gris, el sloughi es reconocido por su velocidad y resistencia. Durante siglos fue clave en la vida nómada: ayudaba en la caza, custodiaba el ganado y compartía el viaje por las arenas del desierto.
Hoy, su futuro depende de que esa historia no quede enterrada en el olvido.