La Real Academia Española (RAE) sumó oficialmente al diccionario el insulto “pelotudo”, uno de los términos más utilizados en el español rioplatense. Según la definición publicada, se trata de una palabra usada en Argentina y Chile para referirse a una persona “que tiene pocas luces o que obra como si las tuviera”. Aclaran además que se trata de un insulto de uso informal, habitual en contextos coloquiales.
En medio del furor que generó la noticia, el exprofesor de análisis del discurso de la UBA, Charlie López, explicó en Telenoche que para encontrar el origen de la palabra en Argentina hay que remontarse a la guerra de la independencia. Detalló que los gauchos incorporados al frente de batalla llevaban “rocas redondas como pelotas para pegarle en el pecho a los caballos de los españoles con la idea de desmontarlos” y que a ellos los llamaban “los pelotudos”.
Sin embargo, aclaró que la palabra no hubiera adquirido su significado actual si no fuera porque un diputado en aquella época dijo en un discurso: “No se dejen matar como los pelotudos”, en referencia a esos gauchos que luchaban a pie y morían en gran número. A partir de allí, el término comenzó a ser asociado con la idea de actuar sin estrategia, con ingenuidad o torpeza.
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López también destacó que en la tercera línea de combate de algunas batallas participaban gauchos que llevaban boleadoras, y de ahí viene la palabra “boludo”, otro de los insultos más representativos del español argentino. Para él, la incorporación del término “pelotudo” por parte de la RAE está bien, aunque ironizó que “nadie mira un diccionario antes de llamar a una persona pelotudo”.
En Uruguay, el uso del término también es común, aunque con un matiz distinto: en la jerga coloquial puede referirse a una persona joven o irresponsable, más allá de su carga ofensiva original.

Esta inclusión se suma a otras expresiones argentinas que en los últimos años fueron aceptadas por la Real Academia, como “che”, “bondi”, “laburar” y “pibe”, en un reconocimiento al valor cultural y lingüístico del español rioplatense.
Con esta decisión, la RAE no solo valida una palabra popular sino que también deja en evidencia cómo el lenguaje se nutre de la historia, la política y la identidad de cada pueblo.