¿Alguna vez tu perro se frenó en seco solo por el tono en que dijiste algo? No fue casualidad. Una nueva investigación publicada por Psychology Today demostró que los perros pueden interpretar nuestras intenciones sin necesidad de palabras, simplemente escuchando cómo suena nuestra voz. Sílabas sin sentido, pero con tono, volumen y emoción, bastan para que entiendan si tienen luz verde... o si se están metiendo en problemas.
El experimento, liderado por un equipo en Hungría, se inspiró en el clásico juego “caliente o frío”. Dueños guiaban a sus perros hacia un premio o hacia ellos usando solo un sonido simple, sin gestos ni palabras. La clave estaba en cómo lo decían: con qué tono, cuántas veces, y con qué intensidad.
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Los resultados fueron claros: los perros avanzaban cuando escuchaban sonidos agudos, breves y suaves, y se detenían ante tonos graves, más largos o ásperos. Es decir, asociaban los sonidos alegres con aprobación, y los sonidos más duros con límites o desaprobación. No necesitaban entender palabras: les bastaba con el “cómo” para captar el mensaje.
Este tipo de sensibilidad no es nueva en el mundo animal. Desde los años 70, estudios sugieren que muchos mamíferos comparten códigos sonoros básicos para comunicarse, especialmente sobre emociones como miedo, alegría o advertencia. En los perros, ese entendimiento podría ser en parte aprendido por la convivencia, y en parte algo que ya traen “de fábrica”.
Comprender esto puede cambiar la forma en que interactuamos con nuestras mascotas. Saber que nos escuchan más allá del lenguaje permite mejorar la convivencia, evitar confusiones y fortalecer el vínculo. A veces, no es lo que decimos, sino cómo lo decimos, lo que realmente les habla al oído... y al corazón.