A solo 25 kilómetros de Capilla del Monte y 30 de la Ruta 60, el recorrido invita a atravesar las tres grutas naturales que fueron refugio de los Comechingones. También incluye el mirador conocido como La Calavera o El Gorila, ubicado a 90 metros de altura, desde donde se puede apreciar la inmensidad del valle rojizo de Ongamira, formado por una mezcla de greda, arena y arcilla que el tiempo moldeó en formas únicas.
Durante la caminata —de poco más de una hora— se pueden ver los antiguos morteros tallados en piedra, conocidos como la cocina de los indios, testimonio de la vida de la comunidad comechingona entre los años 1520 y 1540.
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El cerro de la tristeza
La historia cuenta que, ante la llegada de los conquistadores españoles, muchos habitantes prefirieron lanzarse al vacío desde el cerro Colchiquí, al que llamaron el cerro de la tristeza, antes que ser esclavizados.
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Conmovido por esa historia, Pablo Neruda bautizó a Ongamira como “el lugar más triste del mundo”. En su homenaje, un grupo de poetas colocó años más tarde un tótem y una placa recordatoria que aún se conservan en las grutas, manteniendo viva la memoria de aquel pueblo.
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