En los últimos meses se volvió viral una práctica simple, económica y muy efectiva para mejorar el ambiente del hogar: colocar un frasco con sal gruesa y ramas de romero en distintos espacios de la casa. Aunque ambos ingredientes son comunes en la cocina, combinados funcionan como un aliado ideal para mantener el aire más liviano, perfumado y con buena energía.
Un purificador natural al alcance de todos
La mezcla de romero y sal gruesa se destaca por su capacidad para actuar como un desodorante y purificador natural. Por un lado, la sal gruesa tiene la propiedad de absorber la humedad y los malos olores, ayudando a que los espacios cerrados no se sientan pesados. El romero, en cambio, libera una fragancia herbal y fresca, que aporta sensación de limpieza, renovación y bienestar.
El resultado es un recurso casero que mantiene el aire más limpio sin necesidad de aerosoles ni productos químicos, ideal para quienes buscan soluciones más naturales dentro del hogar.
Para qué sirve poner romero y sal en un frasco
- Reduce olores persistentes, especialmente en ambientes cerrados o poco ventilados.
- Ayuda a mantener el aire más seco, lo que lo vuelve útil en zonas húmedas o en épocas de mucha condensación.
- Perfuma suavemente con un aroma natural y agradable.
Un recurso con tradición y significado
Además de lo práctico, esta combinación tiene un fuerte arraigo cultural. Desde la antigüedad, la sal se utiliza como un “filtro” que ayuda a bloquear energías negativas y atraer armonía al hogar. El romero, por su parte, se asocia con la claridad mental, la protección y la renovación emocional.
Por eso, muchas personas recomiendan colocar el frasco cerca de la entrada, en el living, o en espacios donde circula más gente, con la intención de equilibrar el ambiente y generar un clima más sereno y agradable.