Ludmila vio el revólver del delincuente apuntándole y temió por su vida. Su novio se metió, le pidió que corriera, pero se paralizó. El ladrón le puso la pistola en la cabeza al joven y comenzó a exigirle sus pertenencias hasta que gatilló y le disparó en la pierna.
Sucedió cuando la pareja caminaba de regreso a su casa desde barrio Ignacio Díaz a Oña. Los motochoros los sorprendieron y, pese a la cantidad de autos que pasaban por la zona, nada los intimidó.
La joven contó a Arriba Córdoba que el ladrón que conducía la moto le pidió a su cómplice que no disparar, pero lo hizo igual. Su novio cayó al piso y comenzó a perder mucha sangre de la pierna. Los delincuentes se fugaron sin nada.
La pareja del herido estaba desesperada y solo pensaba en salvarle la vida: “Me saqué el cordón de la campera, lo até a la pierna y porque le estaba saliendo muchísima sangre, se puso pálido y tenía sed”. Ella intentó calmarlo mientras “llamaba a todo el mundo” para que los auxiliaran.
Finalmente llegó la ambulancia y el joven fue trasladado al Hospital de Urgencias, donde fue sometido a una cirugía de urgencia, pero estaría fuera de peligro.
“En ese momento se me cruzaron muchas cosas por la cabeza y lo único que hice fue suplicarle a Dios que no nos pasara nada”, expresó angustiada Ludmila.
Sobre su accionar ante el pedido de su novio de que saliera corriendo, reflexionó: “Sabía que si me daba vuelta y corría no sé dónde me iba a pegar. Me paralicé y le pedía por favor que no le disparara”. “No les importa nada, si te matan o no. Total así como entran van a salir”, lamentó.