Este miércoles un peluquero fue asesinado de un balazo en la frente por su compañero de trabajo. Tras el brutal suceso, se dieron a conocer algunos de los pasos que siguió Abel Guzmán, el criminal que permanece prófugo para lograr su sangriento cometido.
Según informó Clarín, el hombre obtuvo el arma cerca del mediodía mediante un primo que vive en el barrio porteño de Once. Según explicó uno de los testigos del hecho, el criminal luego “llegó nervioso al trabajo con una mochila de la que no se despegó en todo el día”.
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Horas después, cuando todos los clientes se habían retirado, desenfundó la pistola y apuntó contra Germán Medina. Incluso se percató de cerrar con llave la puerta del negocio y pedirle al resto de los trabajadores presentes que se alejen antes de apretar el gatillo.
Los demás estilistas coincidieron que las alarmas por la actitud de Guzmán se habían activado desde hace varias semanas. En particular, todos se sorprendieron el día que el hombre cayó al centro de belleza con la cabeza totalmente rapada.
“Si uno de mis estilistas de un día para el otro se pasa una maquinita de gillette por la cabeza, no dudo en preguntarle qué le pasa. Obvio que es extraño”, indicó el peluquero Fabio Cuggini. Además destacó que Guzmán últimamente se había vuelto agresivo y malhumorado.
Unas horas antes del aberrante episodio, el criminal fue al supermercado a comprar una gaseosa. Intrigada por el cambio de look de su habitual cliente la cajera le consultó al homicida por qué se había cortado el pelo. Su respuesta fue escalofriante: “Porque voy a matar a alguien”.