En Santa Cruz se autorizó hace unas semanas la caza deportiva de pumas y otros animales como zorros y guanacos. Un contraste muy marcado se refleja en Córdoba con la labor que se realiza en Proyecto Carayá, el centro de rescate y asistencia de pumas más grande del país.
El santuario ubicado en La Cumbre trabaja en la conservación de estos felinos rescatados que ya no pueden ser reinsertados en su hábitat natural, ya que fueron víctimas del mascotismo, del paso de trilladoras y la pérdida de ambientes.
Desde el centro de rescate expresaron su repudio a la resolución que habilita la caza de animales nativos en el sur argentino. “Se siente impotencia porque pasás noches sin dormir con los pumas, y en el mismo país matan a los que están cumpliendo un rol en la naturaleza, la verdad que da mucho dolor”, expresó a El Doce Malén Pilsel, coordinadora del santuario de pumas en Proyecto Carayá.
Actualmente están a cargo de la conservación y recuperación de 22 felinos que reciben asistencia y tratamientos específicos luego de llegar en malas condiciones de salud. Además, se ocupan de crear recintos inmersos en un entorno natural, adaptados a la necesidad de cada ejemplar.
“Cuando llega el puma hay que seguir protocolos para saber si ha sido salvaje o ha sido mascota. Si es salvaje, el Tatú Carreta se encarga de rehabilitarlos y liberarlos. Si ha sido mascota intentamos tener todos los recaudos, pero obviamente es un puma que no se puede volver a liberar”, explicó Malén.
Qué dice la resolución
El pasado 27 de marzo, el Consejo Agrario de la provincia de Santa Cruz anunció la habilitación de la temporada de caza deportiva, que comenzó el 1° de abril y culminará el 31 de agosto.
La resolución 117/2024 establece que quienes cuenten con licencia habilitante podrán cazar animales nativos con un tope específico: zorro colorado (uno por semana), zorro gris (uno por quincena), puma (uno por semana) y guanaco (dos por día). También permiten cazar especies exóticas sin límite, entre las que se encuentran el visón, el conejo europeo, la liebre europea y el jabalí.
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La decisión generó una fuerte controversia, con reclamos por parte de los defensores del medio ambiente y ciudadanos preocupados por el bienestar de la fauna nativa, en oposición al sector ganadero que reclama por la afectación de sus ovejas.