“Hace mucho que no se veían dorados en la cuenca”, señaló a El Doce Diego Colussi, presidente de la Fundación Río Ctalamochita. Este pez, una especie autóctona y clave para el ecosistema, había casi desaparecido del Río Tercero por múltiples causas, que van desde la contaminación a la pesca y la construcción de represas.
Tras años de trabajo de la fundación y el Estado provincial, el animal volvió a verse en las aguas. Ahora, vecinos reportan que muchos pescadores lo capturan y lo sacrifican, lo que está prohibido.
“El dorado está en la cima de la cadena alimentaria y funciona como regulador del ecosistema”, explicó Colussi. Se trata de un pez migrador que recorre cientos de kilómetros para llegar al Río Tercero. “Les cuesta mucho llegar hasta esta zona y no abundan, tienden a desaparecer, por eso hay que acentuar los cuidados”, manifestó Colussi.
Un estudio realizado en 2023 por el CONICET, la Fundación Río Ctalamochita y otras instituciones sobre los patrones migratorios del dorado determinó que la mayoría de los peces encontrados en el Río Tercero nacen en el Río Paraná. Si bien el reporte se realizó con pocos ejemplares y no puede generalizarse, señala que hay individuos de la especie que migran río arriba de la cuenca del Paraná hacia la cuenca del Carcarañá hasta terminar en el Río Tercero.
Es así que el Salminus Brasiliensis o dorado debe atravesar varias barreras para llegar a uno de los ríos más importantes de Córdoba. Una de las dificultades más grandes en su camino son las represas. “Lo ideal sería sacar la represa Carcarañá, por ahora hacemos un trabajo de mitigación”, contó Colussi. La solución por el momento es una “escalera para peces”, una estructura de material por la cual los animales van saltando escalones que están cubiertos de agua hasta llegar al otro lado.
Además el dorado se ve amenazado por la pesca. Esta especie está protegida y su pesca está prohibida por resolución del Ministerio de Ambiente de la provincia. En Río Tercero está permitida la pesca de otras especies, pero “si capturás un dorado lo tenes que devolver”, explicó Colussi. Desde la fundación creen que hay cada vez más pescadores en el río y si bien algunos toman conciencia, muchos capturan dorados y los sacrifican.
Ampliando horizontes: de la recuperación del dorado a la restauración de toda la biodiversidad
La fundación se creó en 2009 con el objetivo de recuperar la vida del río. Desde ese año y en conjunto con el Estado han realizado numerosas actividades con este fin. “Se hicieron siembras de dorado y también traslocaciones”, contó Colussi. La siembra consiste en comprar peces pequeños en criaderos e introducirlos en el río. La translocación comprende buscar peces río abajo y reubicarlos.
En medio del trabajo aparecieron otras problemáticas y el proyecto se amplió para buscar recuperar toda la biodiversidad. Tras el trabajo de la fundación, el río también recuperó otros peces como el pirapitá (salmón de río) y el bagre amarillo. Después también empezaron a avistarse más aves y mamíferos en la zona. “Estamos en una zona industrial, el río pasa por un montón de ciudades y hemos logrado una clara revalorización del recurso”, manifestó Colussi.
La comunidad también valora más el río, señalaron desde la fundación. Pero aún falta generar conciencia sobre todo en la pesca. A fines de este año vence la resolución que prohíbe la pesca del dorado y la provincia debe actualizarla. “Con la nueva readecuación queremos vedar ciertos sectores del río donde sabemos que los peces se amontonan y son muy vulnerables”, contó Colussi. Un ejemplo es la zona del dique Piedras Moras, allí los peces llegan y quedan expuestos al sacrificio. “Queremos que queden vedados ciertos metros desde el paredón de piedras moras hasta río abajo”, agregó.
Desde la fundación señalaron que ellos han puesto su grano de arena pero que necesitan de la colaboración de la comunidad para que el trabajo siga dando frutos: “Hoy el río está más vivo que nunca y les pedimos que todos nos ayuden a cuidarlo”.