El comienzo del juicio contra el criminal Roberto José Carmona (62) mostró una imagen atípica y casi cinematográfica. A diferencia de otros procesos, esta vez el acusado estuvo encerrado en una caja blindada. Fue una de las estrictas medidas de seguridad que adoptó la Justicia de Córdoba para juzgar a uno de los delincuentes más peligrosos.
Motivos suficientes tuvo la Cámara Octava del Crimen para extremar los cuidados ante la presencia del preso que en diciembre de 2022 se fugó de seis guardiacárceles chaqueños para volver a matar. Así sumó la cuarta víctima de una serie de asesinatos que empezó en 1986 con el ataque a Gabriela Ceppi.
En la primera audiencia del juicio con jurados populares por el homicidio del taxista Javier Bocalón llamó la atención el cubículo diseñado especialmente para la ocasión. La estructura de un metro por cada lado y dos metros de alto, confeccionada en la última semana, se ubicó en el centro de la sala. El fuerte operativo policial se extendió a los alrededores de Tribunales II mientras el detenido permaneció en el edificio.
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Detrás de Carmona se ubicaron dos penitenciarios que le retiraron las esposas en el arranque del debate, por pedido del presidente del tribunal, Marcelo Jaime, y le acercaron agua cuando el imputado lo requirió.
A un costado se sentó el defensor público Aníbal Zapata que asiste en este proceso al múltiple homicida. Enfrente se ubicaron el fiscal de Cámara Hugo Almirón y el abogado querellante Carlos Nayi junto a Raúl Bocalón (padre del taxista asesinado).
Entre medio de las partes se posicionaron los camaristas Jaime, Juan Manuel Ugarte y Eugenio Pérez Moreno. Detrás estuvieron los ciudadanos que deberán definir la situación de Carmona. Una sala contigua fue reservada para la prensa.
Durante la primera jornada, en la que el imputado sorprendió con una frialdad aterradora y frases desafiantes, se leyeron los hechos por los que llegó acusado y se formularon los alegatos de apertura. El homicida respondió sobre sus condiciones personales y no mostró ningún tipo de arrepentimiento por lo que hizo.
El juicio continuará el miércoles con la declaración de un testigo y está previsto que el viernes concluya con los alegatos finales y la sentencia.
Otro juicio con máxima seguridad
Si bien el cubículo blindado generó una escena extraña, no es la primera vez que la Justicia de Córdoba utiliza este método para delincuentes de extrema peligrosidad.
El archivo de El Doce registró uno de los juicios por el motín de la cárcel de San Martín en el que los acusados estuvieron alojados en celdas de policarbonato y techadas para evitar fugas. En total hubo 59 reclusos juzgados y sólo algunos pudieron estar en la sala montada en el salón de los Pasos Perdidos.
Ese proceso que comenzó en diciembre de 2007 y finalizó en los primeros meses de 2008 fue el tercero desarrollado por la revuelta de febrero de 2005. Entre los imputados estaba Ricardo Serravalle, un peso pesado que terminó abatido en el tiroteo de Nueva Córdoba en 2018.
La ubicación dentro de una especie de jaula había generado rechazo por parte de los acusados que se revelaron con gritos y golpes. De ese juicio tumultuoso también participó Hugo Almirón como fiscal de Cámara, el mismo que 17 años después lleva adelante la acusación contra Carmona.