En marzo pasado, el estilista Abel Guzmán (43) asesinó de un balazo en la cabeza a su compañero Gabriel Medina (33) en la peluquería de Facundo Verdini (41), ubicada en el barrio porteño de Recoleta y todo quedó grabado por las cámaras de seguridad. Después de 70 días prófugo, quedó detenido con prisión preventiva e imputado por homicidio agravado por alevosía y privación ilegítima de la libertad.
El juez en lo criminal y correccional porteño juez, Javier Sánchez Sarmiento, reconstruyó cómo fue ese episodio a sangre fría que terminó con la vida de Medina y expuso cuáles fueron los principales motivos por los que Guzmán cometió el crimen.
Según consta en el expediente al que tuvo acceso La Nación, el magistrado consideró que los celos, el odio y el resentimiento profesional motivaron al estilista a darle muerte a su compañero. “Ningún conflicto de relación amerita el despliegue de un atentado contra la vida de un ser humano. Considero que el móvil del homicidio de Germán Gabriel Medina se trataría de una cuestión de celos, odio y resentimiento profesional”, detalló.
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El juez Sánchez Sarmiento sostuvo que el detenido “tenía pleno conocimiento y voluntad de la acción homicida” y describió cómo fueron los movimientos de Abel Guzmán ese día cuando llegó a la peluquería: desde que escondió el arma, encerró a los compañeros y ejecutó a la víctima.
“Guzmán llevó un arma de fuego entre sus pertenencias a su lugar de trabajo, la guardó en un lugar donde dejaba sus cosas personales, esperó a que no hubiera clientes, encerró a sus compañeros sin que se dieran cuenta y luego mató de un disparo en la cabeza a su víctima, que estaba sentada y totalmente indefensa”, indicó.
A su vez, el juez reforzó en la idea de que el asesino tenía conocimiento que, en algún momento, el dueño de la peluquería lo iba a despedir ante las quejas de clientes por el uso indiscriminado de formol y las constantes discusiones con Medina.
“Ese despido con causa y que Verdini estaba esquivando, llevó a alargar el conflicto en el tiempo, conflicto que venía de antigua data y al que aparentemente no le podía poner coto”, se desprende de la resolución.
En ese sentido, el Sánchez Sarmiento concluyó que para Guzmán, su compañero Germán Medina era “el culpable de sus problemas porque era el que lo enfrentaba”. “Nada justifica la conducta homicida pergeñada y perfectamente dirigida a Germán Gabriel Medina. Pero al imputado ninguno de sus otros compañeros le hablaba ni lo consideraba, por su mal trato y porque le tenían miedo”, planteó.