Una máscara que le impedía ser quien era de verdad, con la que ocultaba su identidad. Una máscara con la que aprendió a convivir y que al mismo tiempo le impedía mostrarse al mundo tal como se sentía. Pero un día, después de muchos años, entendió que seguir sosteniendo esa vida que llevaba sin ser honesta consigo misma iba a ser cada vez más difícil. Y se animó a quitársela para gritar a viva voz: “¡Soy Eliana Bracciaforte!”.
37 años le llevaron para exteriorizarlo e iniciar con el proceso de transición de género. La emprendedora tech y co-founder de Workana, ya con 42 años, contó a ElDoce.tv su experiencia como mujer trans y los desafíos que enfrentó tanto personales, profesionales y a nivel social en un mundo corporativo.
“Desde que cumplí 35 años empecé a sentir que eso que yo creía que iba a poder sostener toda mi vida iba a ser muy difícil de hacer, que había guardado mi identidad demasiado tiempo y que no mostraba quién era al mundo. Eso me quitaba a mí de ser yo y era muy caro el precio que estaba pagando desde que había nacido o desde que me había dado cuenta que tenía algo más dentro de mí”, expresó al recordar el instante previo a la transición.
Los miedos
Eliana, que pasó por Córdoba para disertar en un evento organizado por Naranja X, confesó que los miedos la invadieron cuando entendió que era momento de sacarse la máscara: “La historia que te contás es que tu vida se va a venir totalmente abajo, que vas a perder todo y que tu familia te va a dejar, que vas a perder el trabajo”.
Hasta que observó que en ese mundo corporativo y tecnológico también había perfiles de personas trans que habían transicionado después de los 30 años y que su vida no se había venido abajo. Reconoció que eso le dio confianza de que “tal vez esos miedos no eran tan reales hasta cierto punto o que si perdía cosas haciendo una transición igual valía la pena”.
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Eliana reconoció que temía perder la familia que había construido y a quien eligió como compañera de vida y madre de sus dos hijos. Sin embargo, desde que empezó su transición reveló que con su esposa “trabajaron un montón” para que eso no ocurra.
“La verdad es que nos amamos y estábamos bien cuando empecé este camino. Un poco la charla fue hagamos todo lo posible y si en algún momento alguien no quiere seguir no seguiremos. Pero intentémoslo. Y eso fue lo que pasó y hoy seguimos”, resaltó con una enorme sonrisa y sus ojos brillaron.
De agradar las normas a ser más disruptivos
La emprendedora tecnológica aseguró que en ningún momento se sintió valiente, aunque sí sostuvo que tuvo coraje. “Creo que a veces nos ponemos límites que no tienen ningún sentido, que la sociedad tal vez sí te va a atacar, pero después te das cuenta qué te hace bien a vos y decís ‘qué me importa’”, reflexionó.
Y recordó esos 37 años en los que no se animó a hablar de lo que sentía y de los últimos cinco años en los que su vida dio un cambio impensado, pero deseado. Si bien cuando abrió su corazón, su familia, amigos y compañeros de trabajo tuvieron que hacer su proceso de aceptación, destacó que la “aceptación está”.
Liderar grupos siendo mujer trans
Durante la transición, Eliana Bracciaforte seguía al frente de la empresa tecnológica que cofundó y, si bien el inicio fue en pandemia, recién terminó de entender el año pasado que era la primera ejecutiva trans en estar al frente de una empresa argentina.
Por eso, su deseo es que en el mundo empresarial “haya esa diversidad” y cuestionó que haya “tantos lugares ocupados por personas tan parecidas”. “Creo que tenemos que ayudar a que eso ocurra”, planteó y también resaltó la importancia de “hacer espacio para las mujeres porque traen cosas muy distintas a la mesa que son muy interesantes y trae valor”.
“No es un capricho de diversidad, es porque realmente vamos a encontrar innovación al escuchar estas voces y eso es muy valioso para todos”, señaló convencida.
El trabajo freelance y la bandera de la igualdad
Para Eliana, “las empresas eligen a las personas no tanto por la cara o por la entrevista que hacen sino por el historial de trabajo que tienen” y consideró que “naturalmente la empresa discrimina menos al elegir los freelancers”.
Aunque lamentó que hubo un “retroceso” después de la pandemia, momento que había permitido avanzar en el trabajo remoto con buenos resultados sobre todo en el crecimiento del comercio electrónica.
“Por momentos creo que empezaron a pensar que parte de la culpa de ese cambio de resultados tenía que ver con que las personas no estén más en la oficina y lamentablemente eso termina generando mucha desmotivación, personas que habían ganado un montón de tiempo en sus vidas porque el trabajo remoto provoca que tengas más autonomía, más flexibilidad, que puedas tomar decisiones diferentes y que tengas ahora que pensar en volver a la oficina es muchísimo”, sostuvo Bracciaforte.
¿Talento que se exporta?
Sobre las oportunidades en Argentina ante el crecimiento de trabajadores freelancers contratados por empresas extranjeras asumió que sí se está exportando el talento individual y afirmó que “está bueno que ocurra”.
“Creo que es una muy buena forma de empoderar a las personas que el trabajo remoto genera. A veces eso genera un conflicto con las empresas locales, pero es una competencia que de alguna manera tiene que ocurrir porque es bueno para la persona que está en su casa, el tener esas oportunidades y siempre voy a estar a favor de más oportunidades para las personas en sus trabajos y en sus carreras que tal vez para las empresas”, planteó.
Y agregó: “Creo que las empresas acá o afuera van a terminar entendiendo porque lo que está pasando con la generación Z, que es parte de la masa laboral, es que no se comen una. Y te dicen ‘la verdad es que este trabajo no me interesa porque no me das lo que necesito’”.
Analizó que hubo “mucha frustración” en la generación de los millennials (nacidos entre 1982 y 1994) porque las “oportunidades no fueron parecidas a las generaciones más grandes” y porque hubo promesas que no se cumplieron.
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En cambio, remarcó: “La generación Z dijo, ‘che, mirá los millennials no le dieron todo lo que habían prometido, yo la verdad que voy a pensar en mí, lo que yo quiero para mi carrera y voy a pensar en ganar un buen salario. Sí te voy a dar mi trabajo, sí voy a estar presente para generar resultados, pero si vale la pena’”.
“Creo que a las empresas les cuesta entender que alguien de 25 años venga y les plantee ‘che, yo no me voy a comer toda la historia, a mí o me pagás y me das una buena oportunidad o busco otra cosa’. Y eso les duele”, concluyó la experta.
El deseo como mujer trans
Después de recordar el impacto que su decisión tuvo en ámbito personal y profesional, Eliana Bracciaforte deseó que le “encantaría que las personas puedan vivir su identidad libremente en todos los ámbitos”.
“Cuando sentimos que no tenemos que esconder quiénes somos, no importa de dónde vengamos y podamos expresarlo tanto en nuestras casas como en el trabajo, eso genera ambientes más lindos, donde todos colaboramos mejor”, interpretó.
Me encantaría que todos podamos expresar quiénes somos, que no haya personas trans como yo que recién a los 35 o 40 años puedan decir quiénes son, sino que dejemos que las infancias trans sean libres, es un proceso hermoso, tranquilo, muy favorable a la niñez”, cerró esperanzada.
Agradecemos a Naranja X por el espacio para realizar la entrevista.