El femicidio de Anahí Bulnes (36) se convirtió en un verdadero desafío para la Justicia de Córdoba porque el cuerpo de la docente nunca apareció. La reconstrucción de un macabro rompecabezas concluyó con la condena a prisión perpetua para Santiago Campos Matos (37).
Por unanimidad, la Cámara Sexta del Crimen, con la participación de un jurado popular, lo declaró culpable de homicidio calificado por mediar violencia de género por el aberrante episodio del 5 de diciembre de 2022.
En los fundamentos dados a conocer el miércoles, el tribunal integrado por Enrique Buteler, Pablo Brandán y Mónica Traballini aseguró que durante el juicio logró conformarse “un cuadro probatorio robusto y coherente” para llegar a la condena del femicida.
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La investigación determinó que el ataque ocurrió en el departamento de Campos Matos, en avenida Emilio Olmos al 500. Hasta allí llevó a la víctima con intenciones de contratar sus servicios sexuales y la terminó matando.
Los jueces concluyeron que para deshacerse del cuerpo “no tuvo mejor idea que trozarlo y sacarlo en partes de su vivienda para ir arrojándolo en distintos sitios, incluidos los contenedores y basureros donde se lo vio hacerlo” por las cámaras.
Si bien consideraron que el trozado constituye “una labor muy difícil” para alguien sin conocimientos en ese tipo de prácticas, señalaron que Campos Matos “estaba en condiciones de llevarla adelante, no solo por su experiencia que pudo tener al vivir de niño con un padrastro que explotaba una carnicería, sino también por las herramientas con las que contaba y sus conocimientos en su formación como chef”.
El tribunal afirmó que el acusado “mató a Anahí Bulnes violentamente en su departamento, situándose en una posición de dominación y de desprecio hacia ella por su condición de mujer y trabajadora sexual”. También indicó que las pruebas revelan “la enorme cosificación de la víctima” por parte del femicida.
Pruebas determinantes
Los jueces sostuvieron que no hubo dudas que fue un femicidio pese a que “no hay cuerpo, no hay autopsia y tampoco testigos”. En ese sentido enumeraron las pruebas determinantes en el caso:
- Valoración de cámaras de seguridad
- Mensajes y fotos de WhatsApp
- Pruebas de ADN sobre restos de sangre hallados
- Historiales de búsquedas en Internet
- Dictámenes periciales psicológicos y psiquiátricos
- Autopsia psicológica de la víctima
- Informes médicos sobre lesiones que tenía el acusado que fueron ocasionadas cuando estaba con Anahí en el departamento.
Las cámaras de seguridad próximas a la única puerta de acceso al inmueble en la esquina de Olmos y boulevard Guzmán mostraron que Anahí jamás salió del departamento de Campos Matos. La presencia de rastros de sangre en el lugar, coincidentes con el ADN de la docente, determinaron que fue asesinada allí.
Por otra parte advirtieron las lesiones de naturaleza defensiva (con dedos y uñas) que tenía Campos Matos en sus antebrazos. “Prueban un intento desesperado de Anahí por defenderse cuando ya había sido dominada corporalmente”, observaron.
En ese sentido destacaron que los hematomas que presentó el asesino eran compatibles con el empleo de técnicas de inmovilización del aikido, una arte marcial que él reconoció haber practicado en algún momento de su vida. Los jueces también consideraron su contextura física robusta y superior a la de la víctima, y su experiencia en peleas callejeras.
Cierre de un capítulo
Para la familia Bulnes el dolor no termina y luego de la condena a Campos Matos pidieron “que no salga nunca más”. Al cerrarse el capítulo judicial, la Cámara Sexta ordenó que se inscriba la muerte de la docente en el Registro Civil y Capacidad de las Personas teniendo en cuenta que hasta ahora era solo una persona desaparecida.
Carlos, el papá de la víctima, aseguró el día de la sentencia, el pasado 28 de agosto, que Anahí los guía y les da fuerzas para seguir cuidando a las tres hijas que tenía.
Los jueces además reconocieron la tarea de la fiscal Eugenia Pérez Moreno y de todos los equipos de investigadores que trabajaron en la recolección de pruebas. Por su parte, la abogada querellante Daniela Morales Leanza advirtió la “personalidad siniestra” de Campos Matos y lo definió como “un potencial asesino serial de mujeres”.