La mujer policía que el martes mató a sus dos hijos en la provincia de San Luis actuó con alevosía. Así lo determinó la Justicia al fundamentar la prisión preventiva dictada contra la subinspectora Marina Abigail Silva.
Como ya adelantó la fiscal María del Valle Durán, los niños 2 y 7 años fueron baleados mientras dormían en la misma cama que su madre en un domicilio en la localidad de Juana Koslay. Ahora se conoció que la mujer además dejó abierta la llave de gas de una garrafa. Tenía intenciones de suicidarse después de acabar con la vida de Bautista y Sofía.
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La asesina fue detenida momentos después en el perilago del dique Cruz de Piedra. “La encontraron sentada en el piso, llorando, junto a un arma de color negro. Al lado había una sábana. Con cautela una policía se le acercó, la abrazó y con los pies corrió el arma de fuego. Silva le dijo que se quería ir con sus hijos y su abuela, en referencia a su abuela fallecida hace dos meses”, reveló la fiscal adjunta Antonella Romagnoli.
La mujer quedó imputada de homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía agravado por el uso de arma de fuego. La jueza de Garantías, Natalia Lazarte Otero, confirmó la prisión preventiva solicitada por la fiscalía y rechazó un habeas corpus presentado por la defensa de la acusada en el que consideraban que estaban vencidos los plazos de detención.
Escena atroz
Los niños dormían en una cama matrimonial, en una habitación ubicada al fondo de un pasillo, detalló la fiscal adjunta tras la audiencia de formulación de cargos contra Silva. También relató que la policía “tomó su arma reglamentaria y se dispuso a darle muerte a sus hijos”.
“Antes había colocado una garrafa, dejando abierta la llave, produciendo la pérdida de gas y la somnolencia de sus hijos. Luego disparó contra el colchón del lado izquierdo a la altura de los pies de la cama, a los fines de probar el correcto funcionamiento del arma. Después colocó una almohada y una toalla encima del rostro de sus hijos y les propinó dos disparos a quemarropa”, señaló.
Luego escribió una carta en la que hablaba de sus deudas económicas y exponía sus intenciones de quitarse la vida. Los investigadores determinaron que Silva se retiró del domicilio a las 06:40 del martes dejando carteles en las puertas para su hermana que vive en el mismo terreno pero en una vivienda al fondo. “No entres”, decía uno de los avisos.
Casi al mismo tiempo mandó un mensaje a la comisaría donde trabajaba pidiéndoles que mandaran un móvil a su casa, indicando que la puerta estaba abierta.
Los primeros efectivos que llegaron al lugar encontraron también a la hermana de Marina en estado de shock, quien había arribado alertada por los textos en el grupo de WhatsApp familiar. “Vio los carteles que había dejado su hermana, sacó la garrafa, abrió unas ventanas, pero después le pidió al inspector que ingresara y recorriera la casa”, comentó la fiscal adjunta.
Al fundamentar el pedido de prisión preventiva la fiscal Durán advirtió la existencia de riesgos procesales como la posibilidad de fuga o el entorpecimiento de la investigación, esto teniendo en cuenta que la asesina tiró su teléfono celular al lago.
En medio de la terrible conmoción por el doble filicidio en San Luis, el abogado querellante Esteban Bustos fue contundente sobre el desarrollo de la investigación. “La prueba contra la imputada es demoledora”, afirmó.