Dos hermanos fueron condenados por violar a una menor con parálisis cerebral en Córdoba, en un caso aberrante que tuvo su resolución 10 años después. “Hoy puedo decir que tengo un poco de paz”, expresó Gisella, la mamá de la víctima, luego del calvario que reveló ElDoce.tv.
Uno de los condenados por la Cámara Cuarta del Crimen es Nelson Sebastián Barrera, quien era padrastro de la adolescente abusada entre 2013 y 2014. Además declararon culpable a Darío Fernando Barrera.
Para Nelson Barrera dictaron una pena a 10 años de prisión la cual será de cumplimiento domiciliario debido a una discapacidad por la que se moviliza en silla de ruedas. La sala unipersonal a cargo del juez Luis Miguel Nassiz lo encontró responsable de abuso sexual con acceso carnal agravado por la situación de convivencia preexistente con la niña y el grave daño en la salud de la víctima, en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante agravado y corrupción de menores.
En tanto Darío Fernando Barrera recibió una condena a cuatro años de prisión efectiva pero seguirá libre mientras la sentencia no esté firme. No obstante le fijaron una fianza de 10 millones de pesos. En su caso lo responsabilizaron por el delito de abuso sexual agravado por el grave daño en la salud de la víctima que hoy tiene 27 años.
Los dos imputados llegaron al juicio en libertad y nunca estuvieron detenidos por la causa iniciada con la denuncia del 24 de junio de 2014. Distintos recursos impuestos por la defensa fueron dilatando la resolución hasta este martes.
El abogado querellante Gerardo Morales, en representación de la mamá de la víctima, advirtió en diálogo con ElDoce.tv que “fueron muchos años de angustia” y destacó: “Se cierra un círculo. Si bien las secuelas no se van a borrar les permite transitar desde este momento la vida de otra manera, sabiendo que se ha hecho justicia”.
A una década del horror
La víctima padece parálisis cerebral e hipoacusia conductiva y neurosensorial. Su mamá reveló en su momento a este medio que descubrió el horror en la casa que compartía con uno de los violadores.
Cuando tomó conocimiento de la situación huyó junto con otro hijo que por entonces también era menor y que había sido testigo de todo. “Era su padrastro y se aprovechó del vínculo que tenían”, señaló Gisella.
“Se aprovecharon de su condición y no tuvieron escrúpulos ni piedad”, manifestó la mujer que una década después encontró algo de alivio en la decisión de la Justicia.