La participación de niños y adolescentes en juegos de apuestas es un drama que crece y desde distintos sectores piden atender la problemática. En Primer Día, el médico pediatra Enrique Orschanski advirtió que hay chicos apostando desde los 10 años.
El especialista vinculó la situación con la edad en la que los menores tienen su primer celular. Además lamentó que los padres no toman dimensión de las consecuencias de la ludopatía infantil. “Uno ve la magnitud del problema y no se traduce en consultas. Que llegue una consulta por adicción hemos llegado tarde. Sabemos que existe el problema pero está bajo tierra”, señaló.
Consultado desde qué edad están apostando, Orschanski indicó: “A partir de los 10 años, mucho más cuando son propietarios de su propio teléfono inteligente”. En ese sentido alertó que en Argentina el promedio de edad para tener el celular propio es de 9 años.
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“Hay una oleada tan fuerte que inunda a los padres. Presionan tanto y a los padres les cuesta tanto decir ‘no’ que finalmente terminan entregando, regalando y disfrutando que los chicos tengan su propio celular y a partir de ahí empieza otro aspecto muy terrible de la soledad infantil”, comentó.
El médico afirmó que los padres “muchas veces no saben” que sus hijos están apostando y no saben en qué plataforma están. “Estamos viendo chicos en la escuela que dejan de comprar su comida en la cantina para destinar ese dinero a apostar, que dejan de hacer fotocopias para ir a apostar”, planteó. Y agregó: “Si los padres no saben en qué están gastando su dinero y tampoco perciben a qué edad darles las autonomía para que se manejen solos en las redes estamos en un problema”.
Orschanski recalcó que “la que educa es la familia, el colegio aporta, suma, estimula, propone esta reunión entre pares para la educación, pero la que educa es la familia”.
En cuanto a los desafíos para las familias y la escuela, el especialista consideró: “Hay que ver la singularidad de cada familia, porque si durante 10 años no le habló nunca y de pronto le abre la puerta para decirle ‘tenemos que hablar de apuestas’ el hijo lo va a mirar como diciendo quién sos vos”.
Por otro lado mencionó entre las principales medidas “mostrarse uno menos adicto a las pantallas”, además de hablarle a los chicos los positivo en lugar de lo negativo, nombrarle los riesgos y “en una alianza cariñosa de familia compartir los contenidos”.
A vez expuso el desafío que afrontan los colegios para ponerse de acuerdo si van a permitir o no el uso de los teléfonos. “A nivel estatal es más complejo pero se tiene que definir qué posibilidades hay de delimitar el acceso a estas organizaciones de delito masivo para que los chicos no entren tan rápido y tan fácil”, manifestó Orschanski.