Después de 13 años el Caso María Cash tiene nuevas pistas. A partir de diferentes declaraciones de testigos se llegó a la conclusión que el camionero, Héctor Romero, se contradijo en sus declaraciones. En el peritaje a su celular encontraron conversaciones que lo complican.
Fue él quien vio a María por última vez en julio del 2011, cuando la trasladó en su camión hasta la rotonda de Difunta Correa, en las cercanías de Salta, según había comentado el propio Romero.
Gendarmería Nacional abrió el celular del conductor para acceder a más información y analizarla. Uno de los motivos por lo que es clave la investigación de este teléfono es la ubicación de las antenas el día que desapareció María Cash y los horarios incongruentes en las declaraciones del camionero.
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Escuchas
Romero trabajaba para el supermercado Miguelito y en las conversaciones a las que accedió Clarín, se lo escucha dando indicaciones a Miguel Lemos, encargado del comercio.
“Se determina con el análisis telefónico que Romero se contradice en relación a la hora de llegada y retorno de J. V. González el 8 de julio de 2011 -NdR el día que desapareció María Cash- ya que como se observa en análisis él arribó a esa localidad a hs. 18.42 (sic) y emprendió regreso a las 21.07, demorando 02.47 horas de viaje desde Güemes a González y un tiempo de demora de regreso de 03.23 desde González a Güemes, abriéndose dos ventanas de tiempo que rompe su patrón de conducta”, expresó la fiscal Villalba en la pruebas que exhibió a Romero durante la indagatoria.
La ventana de tiempo es la que determinó la citación a Lemos, quien declaró el pasado 5 de noviembre. Antes de acudir a llamó al camionero y se dio la siguiente conversación:
--Gustavo Lemos: Pero que raro que salte lo mío ahí …
--Héctor Romero: Porque vos me decís que te habían preguntado a vos de qué había ido el camión, cómo era ese día, pues... ...algo así creo que me has dicho, no me acuerdo yo tampoco de eso.
--GL: Y si, el camión ha llegado, ¿qué no?
--HR: Claro, pue.
--GL: Claro, pue.
--HR: Y si ha llegado más o menos en el horario, en el horario normal que siempre llego.
--GL: Claro
--HR: Y nada más, por eso vos acordarte más o menos que... qué ha dicho, qué le ha dicho al policía y eso, pues si no, no... no tenés que inventar nada, vos tenés que…
--GL: No, no, no.
--HR: Responder lo que ellos te pregunten, vos tenés que... si no sé nada, sí sé o no sé nada más. No, no inventes nada, vos, porque te vas a perjudicar después solo.
--GL: Claro, no, no, no, no, más vale… así que bueno, voy a tener que ir che.
--HR: Y sí, para ver qué pasa, ¿ha visto?
--GL: Aja.
--HR: Pero por eso te digo, seguro que te lo preguntas a mí si yo te he dicho algo... y eso, pero no... yo no me acuerdo que te haya dicho nada raro, ¿ha visto?
Por otra parte, hay una conversación entre Damián Romero, el hermano del camionero, y Federico Segura Giménez, el hijo del dueño del supermercado Miguelito (Miguel Segura) y Jefe de Lemos y Romero.
--Federico Segura: ¿Qué dice el Romerito?
--David Romero: No, ni le pregunto, mira.
--FS: ¿Ah?
--DR: Ni le pregunto.
--FS: Ah, bueno.
--DR: Esta mañana lo he visto que ha ido a ver unas cosas a la cámara de uno, pero ni le pregunto. Pero que la tiene complicada, la tiene complicada.
--FS: Y sí pue, ya lo enriedan de nuevo en el quilombo.
--DR: Sí, si lo enriedan bien en el quilombo. Por eso yo no, yo he hablado con él antes de ayer nada más, y después no le pregunto más del tema.
--FS: Claro.
--DR: No sé cómo zafará. Ahora lo único que queda es apechugar, porque ya no queda otra. El quilombo está hecho hace 13 años.
El Fiscal Eduardo Villalba ordenó la detención de Romero el pasado martes y así se abrió una nueva etapa en la causa. Este tramo de la investigación tiene en la mira al camionero y su defensa pide que le otorguen prisión domiciliaria por su edad (71) y por su estado de salud.