Dolor en la comunidad conservacionista por la muerte de Brisa, la tigresa más longeva del Parque de la Biodiversidad. El felino falleció a los 18 años, edad superior a la expectativa de vida prevista para su especie en la naturaleza, que va desde los diez a los 12 años.
Durante su permanencia tuvo dos crías, Pupi y Tiziana, quienes se encuentran junto a otro tigre de bengala y dos blancos en el Complejo Felino del ex zoológico.
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Aunque no presentaba signos de alguna enfermedad particular, al margen del cuadro de cataratas que sufría, profesionales de la salud animal del Parque le suministraron fármacos debido a signos de decaimiento y de dolencias propios de la edad.
En la misma línea, su longevidad impedía el avance en estudios y diagnósticos ya que la aplicación de anestesia hubiera puesto en peligro su vida.
Cabe destacar que el equipo de cuidadores y de veterinarios del Parque estuvo cerca en los últimos días de Brisa y adaptaron el Complejo Felino con rampas y superficies suaves para que tenga una mejor movilidad.
Se fue Brisa, la tigresa de dulces ojos celestes y mirada profunda. Abandonó el plano físico, pero su legado permanece vivo en sus crías y en su belleza incomparable.