Los fines de año suelen ser instancias en las que la mente necesita descansar y alejarse de las preocupaciones mundanas que la aquejan. Una de las soluciones perfectas para calmar las almas más atribuladas es un viaje a un destino tranquilo. Y si se habla de destino tranquilo no se puede pasar por alto un lugar como Characato.
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Conocido también como “Villa del Silencio” e inmerso en la Pampa de Olaen en el valle de Punilla, este pueblo está ubicado a unos 132 kilómetros de Córdoba capital y se ofrece como una alternativa repleta de naturaleza y de atractivos turísticos.
Desde la capital provincial se se llega a través de la Ruta Nacional 20, para luego continuar por la Ruta Provincial 73 y después la Ruta Nacional 38 hacia el departamento de Cruz del Eje, desviando en Molinari.
El nombre Characato significa “Tierra de agua” en idioma comechingón y alude al arroyo que atraviesa el pueblo, emplazado a 1490 metros sobre el nivel del mar y fundado en 1949 como un lugar de descanso.
Sin lugar a dudas, una de las joyas del lugar es la cascada Las Bandurrias, un salto de agua de 15 metros que desemboca en un estanque ideal para refrescarse y relajarse con la caída de agua como única banda sonora.
Asimismo, los senderistas pueden disfrutar de escaladas a los cerros Characato y Tres Picos, ideales para avistar cóndores andinos en el mejor de los casos.
Otro atractivo turístico de Characato está en las minas de Oro Grueso, abiertas por los jesuitas en el siglo XVII y a las que se llega con asistencia de guías locales.
No obstante, la estructura más interesante para los amantes de la historia seguramente sea la capilla de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, cuya construcción data del año 1895.
La iglesia asoma imponente y solitaria entre pastizales y actualmente se encuentra abierta al público, luego de años cerrada. El misterio rodea a la capilla y no faltan las historias de fantasmas y de tintes paranormales para agregarle picante al pintoresca edificio.
Para los amantes de las actividades deportivas al aire libre, este lugar es buena opción para un recorrido en mountain bike. Aunque también se puede caminar hacia las fuentes cristalinas de la Cañada del Laurel, sumarse a una excursión en cabalgata desde La Falda o visitar la Estancia Jesuítica La Candelaria, a sólo 25 kilómetros.