Salvar el planeta: ¿quién podría estar en contra de esta afirmación? Sin embargo, ¿es correcta? “Realmente deberíamos decir ‘salvarnos a nosotros mismos’”, señala Mariana Matija, activista ambiental y divulgadora.
“El planeta seguirá existiendo hagamos lo que hagamos. Lo que peligra es la vida en él tal y como la conocemos”, agrega la autora.
Entonces, ¿qué debemos hacer en 2025 para salvarnos a nosotros mismos?
El planeta enfrenta una triple crisis: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación. Estos problemas tienen causas y consecuencias propias, pero están íntimamente relacionados. Sin embargo, los expertos coinciden en que la cuestión más urgente para abordar es el cambio climático.
El cambio climático: un reto urgente para 2025
Largas sequías, lluvias torrenciales, incendios descontrolados, olas de calor y aumento del nivel del mar son algunos de los efectos del cambio climático. Según el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), casi la mitad de la humanidad vive en zonas de alto riesgo climático.
El Acuerdo de París estableció una meta para intentar frenar este problema. En 2015, los países acordaron limitar el calentamiento global a 2°C, con esfuerzos para mantenerlo en 1.5°C respecto a los niveles preindustriales. Mantener estos límites evitaría los peores efectos del cambio climático.
Desde entonces, los países deben presentar sus planes de acción climática, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) cada cinco años, con la expectativa de que cada nuevo plan sea más ambicioso que el anterior.
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Para 2030 el mundo debe reducir en un 42% las emisiones de gases de efecto invernadero y en un 57% para 2035 para encaminarse al objetivo de 1.5°C. Así lo afirmó el último informe de emisiones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicado en octubre de 2024.
Además, 2025 se presenta como un año decisivo ya que los países deben presentar sus NDCs actualizadas antes de la cumbre climática de noviembre, la COP30 en Belém, Brasil. Esta será la tercera ronda de compromisos. Según el sitio Climate Action Tracker, con los últimos planes presentados en 2020 y 2021, se limitará el calentamiento global a 2.6°C, lejos del objetivo de 1.5°C.
La COP30 enfrentará grandes desafíos derivados de la COP29 realizada en noviembre en Azerbaiyán, donde muchos temas quedaron sin cerrar, como la nueva meta colectiva de financiamiento climático y la transición energética hacia la eliminación de los combustibles fósiles.
En la COP29, los países desarrollados se comprometieron a movilizar 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035 para apoyar a los países en desarrollo. Sin embargo, esta cifra fue considerada insuficiente por las naciones más vulnerables, que pedían un compromiso de 1 billón de dólares anuales hasta 2030. En la COP30 se espera un aumento en el financiamiento prometido, destinado tanto a la mitigación como a la adaptación frente al cambio climático.
Otro tema pendiente es la transición energética. En la COP28 de Dubái, se acordó una transición justa, ordenada y equitativa hacia la eliminación de los combustibles fósiles. No obstante, faltaron definiciones claras sobre cómo llevar a cabo esta transición. En la COP29, las negociaciones se centraron en el financiamiento, sin avances significativos en este ámbito. El reto para la COP30 será avanzar en ambos frentes, en un contexto donde se celebrará en la Amazonía, una región clave para la conservación y fuertemente amenazada.
La contaminación por plásticos: un problema sin acuerdo
Dentro de esta amplia problemática, uno de los temas que resalta es el plástico. Un material que antes de degradarse se divide en partículas muy pequeñas e imperceptibles a la vista conocidas como microplásticos. Se han encontrado microplásticos en el agua, la tierra, el aire, en animales y hasta en el cuerpo humano. En diciembre de 2024, se esperaba que los países llegaran a un acuerdo internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, pero no se alcanzó consenso.
Tras la última reunión en Busán, Corea del Sur, los países acordaron reanudar las negociaciones en 2025, aunque sin una fecha prevista.
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“El objetivo y las obligaciones deben priorizar la reducción de la producción y consumo de plásticos. La única manera y la más eficaz para frenar la contaminación por plásticos es abordando el problema desde su origen”, señalan las organizaciones Unplastify y Acción Sustentar.
Sobre la contaminación vale resaltar algo en lo que coinciden expertos y organizaciones: “el mejor residuo es el que no se genera”. Y que apunta a trabajar en la prevención y pensar en el reciclaje como el último recurso.
La pérdida de biodiversidad: avances y retos pendientes
En 2024, la COP16 de biodiversidad en Cali, Colombia, cerró con “luces y sombras”, según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Esta cumbre, que se realiza cada dos años, busca implementar el Convenio sobre la Diversidad Biológica, adoptado en 1992 y ratificado por 196 países. Además en 2022, se adoptó el Marco Global para la Diversidad Biológica Kunming-Montreal, que propone detener y revertir la pérdida de la naturaleza con 23 metas para 2030. De nuevo, quedan cinco años para implementar estas metas.
La próxima COP sobre biodiversidad será en 2026 en Armenia, pero en 2025 habrá negociaciones intermedias conocidas como intersesionales, donde se espera avanzar en los temas pendientes de la COP16. Durante estas negociaciones, se logró progresar en algunos aspectos, pero el financiamiento para proteger la biodiversidad no logró consenso. Sin recursos financieros adecuados, será difícil implementar lo acordado. A mediados de 2025, los países se reunirán nuevamente en Bangkok, Tailandia, para continuar las discusiones.
Aunque los eventos internacionales son cruciales para coordinar esfuerzos globales y avanzar en la acción climática, los países tienen un rol esencial que desempeñar a nivel nacional. Pueden redirigir subsidios hacia sectores que promuevan la sostenibilidad, incrementar los presupuestos destinados a la protección ambiental e implementar impuestos o tasas que desincentiven actividades contaminantes, entre otras medidas. Sin embargo, estas cumbres internacionales son muchas veces un motor de acción: ejercen presión sobre los gobiernos, visibilizan los problemas ambientales y generan mayor conciencia en sus propias sociedades
El año 2025 es crucial para implementar acciones urgentes que aborden el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación por plásticos. La comunidad internacional debe intensificar sus esfuerzos en estos tres frentes para asegurar un futuro sostenible para las generaciones presentes y futuras.