Un insólito episodio ocurrido en la provincia de La Pampa desató un escándalo policial y judicial: Cristian Martín Galván, jefe de la subcomisaría de Lonquimay, está siendo juzgado por haber utilizado a seis presos para el catering de su casamiento.
El hecho ocurrió el pasado 31 de mayo cuando Galván celebró su boda en el salón Bar Véneto, a unos 65 kilómetros de Santa Rosa. Según la investigación, el comisario ordenó que seis de los ocho detenidos a su cargo salieran de la subcomisaría para preparar un asado, servir como mozos y encargarse de la limpieza del salón. De acuerdo a la causa, los internos caminaron sin custodia hasta el lugar del evento y regresaron por sus propios medios.
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El hecho trascendió al día siguiente en el pueblo y dio origen a una causa penal por incumplimiento de los deberes de funcionario público. En el juicio oral, los propios detenidos reconocieron lo ocurrido. Uno de ellos, visiblemente conmovido, admitió haber cocinado el cordero, mientras que otro relató que sirvió el almuerzo.
El fiscal Guillermo Sancho aseguró que Galván no tenía ninguna autorización para liberar a los internos. “Tuvo suerte de que ninguno se fugara”, sostuvo. Además, aclaró que los detenidos no cometieron delito alguno, ya que actuaron bajo las órdenes del subcomisario.
Por su parte, Galván alegó que todo se trató de una interna policial, mientras que su esposa y otros testigos negaron la presencia de presos en la celebración. Sin embargo, la prueba recolectada y los testimonios durante el juicio contradijeron esa versión. Incluso se comprobó que una exposición firmada por vecinos, que supuestamente no vieron a los internos, fue rubricada sin haber sido leída en detalle.