En los bancos de las plazas, en los ingresos de galerías comerciales o frente a los cajeros automáticos, las historias se repiten con distintos rostros, pero una misma herida: la de vivir en la calle. A la intemperie, invisibles para muchos, expuestos al frío, al peligro, y sobre todo a la soledad.
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Actualmente, en Córdoba capital, el programa municipal para personas en situación de calle aloja a unas 290 personas cada noche. Sin embargo, según reveló un informe de Telenoche, desde que comenzó 2025 más de 700 pasaron por ese sistema, lo que deja en claro un crecimiento alarmante de la indigencia: se cuadruplicó en los últimos años.
“Dormir en la calle es muy duro. Tenés que cuidarte de todo y de todos”, expresó uno de los hombres que duerme bajo un alero céntrico. “Nos corren de todos lados”, lamentó otro. “Pasar de dormir en una casa a dormir en el piso es triste y es doloroso”, resumió una tercera voz.

En medio de esos testimonios también aparece la perspectiva femenina, aún más cruel por la exposición. “Demasiado duro, y para una mujer mucho más”, contó a sus 59 años una desalojada tras haber trabajado como enfermera en Unquillo.
Por qué algunas personas eligen no ir a los refugios
Raúl La Cava, secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano de la Municipalidad de Córdoba, explicó que no hay lista de espera y que los equipos trabajan todos los días en la calle.
“Una persona que está en condiciones de ser alojada se aloja y listo. No hay una orden de espera. Nosotros no podemos cargar a nadie a la fuerza que no quiera ser ayudado”, afirmó.
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La Cava subrayó que muchas personas rechazan esa asistencia. “Es respetable que cada uno tenga también la posibilidad de elegir y decir ‘no quiero’, ‘no me gusta este lugar’, ‘quiero estar en la puerta de una galería’”, sostuvo.

Además agregó: “Estas personas muchas veces no quieren recibir ayuda ni siquiera de sus familiares. Imaginate la chances que nosotros tenemos de que acepten la ayuda nuestra. Llevan meses de mala alimentación, consumo y exposición. Ningún cuerpo resiste eso”.
Emergencia que va más allá del invierno
Si bien el frío extremo pone en alerta al sistema de asistencia, La Cava dejó en claro que esto no se trata solo de una reacción estacional. “Es una política de Estado. El frío lo que hace es acelerar las alarmas, porque no contamos con tiempo por las bajas temperaturas, pero el trabajo es permanente”, advirtió.
En cada colchón improvisado sobre el cemento, hay una historia de caída, dolor y a veces, de resistencia. En Córdoba, decenas de personas enfrentan esa crudeza todos los días.
Algunos aceptan una cama bajo techo. Otros, por distintos motivos, prefieren seguir durmiendo al aire libre. La calle, aunque duele, también se convierte en parte de su elección.