A poco más de una semana de la tragedia que le arrebató a su esposo y a sus tres hijos, Anabella Cepeda rompió el silencio y habló desde su casa donde se recupera de las graves lesiones que sufrió en el accidente ocurrido en la ruta nacional 19, entre El Tío y El Fuertecito.
La mujer de 29 años relató con crudeza cómo fue el instante en el que el Fiat 147 en el que viajaban fue embestido de atrás por un Volkswagen Bora. “En el mismo impacto sentí que pasaba por abajo del auto y volaba hacia los yuyos. Gritaba por mis hijos y no podía moverme”, contó en diálogo con Arriba Córdoba.
Entre lágrimas, recordó que estaban a punto de llegar a Arroyito. “En un segundo sentí que se desmoronó todo. Quedé sola, gritando, hasta que llegaron los bomberos y me tranquilizaron porque perdía mucha sangre de mi pierna izquierda”, señaló.
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Cepeda dijo que recuerda cada momento: el frío, la inmovilidad y el miedo a que otro vehículo la atropellara. “Le pedí a un bombero que buscara mi celular para avisarle a mi cuñada que habíamos chocado. Escuché que decían que había tres con signos vitales y tres fallecidos, y ahí supe que algunos eran mis hijos”, indicó con tristeza.
La psicóloga del hospital de Arroyito fue quien le confirmó que su esposo Ricardo Oliva y sus tres hijos, Thiago (12), Miqueas (11) y Liz (8), habían muerto. “No puede ser que en un segundo perdí todo. Los tres venían durmiendo en el auto”, expresó con dolor.
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El accidente, ocurrido el domingo 3 de agosto, también dejó heridas a dos adolescentes de 15 y 17 años que viajaban en el Fiat y que ya recibieron el alta. El conductor del Bora, Franco Sosa, de 19 años, está detenido e imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas.
La indignación de la familia crece al saber que Sosa había sido inhabilitado para conducir por 90 días tras un control de alcoholemia positivo apenas mes y medio antes, a pocos kilómetros del lugar del choque.
Mientras la fiscalía avanza con pericias y toma de declaraciones, Anabella enfrenta una dura recuperación física y emocional. “Nadie puede saber el dolor que siento. Todos los días pienso en ellos y lloro. Estoy medicada para poder estar un poco más tranquila”, cerró.