La investigación por el triple femicidio de Florencio Varela sumó este lunes una prueba crucial: una foto del 6 de septiembre que muestra a Lara Gutiérrez (15) junto a Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, señalado como el autor intelectual del hecho que conmocionó al país.
La imagen, a la que accedió Infobae, fue obtenida de una cámara de seguridad ubicada en el frente de una vivienda del barrio porteño de Flores. En ella se observa a la joven, vestida de negro, caminando junto al narco peruano, quien llevaba una remera oscura, jogging gris y zapatillas blancas. Ambos aparecen acompañados por un tercer hombre, presunto cómplice de “Pequeño J”, que continúa prófugo.

El fiscal de La Matanza, Adrián Arribas, confirmó la autenticidad del registro y aseguró que se trata de un encuentro mantenido dos semanas antes de los asesinatos de Lara, Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20). “Sí, esa reunión existió”, ratificó el funcionario judicial en diálogo con LN+, y explicó que “Pequeño J” y su mano derecha, Matías Agustín Ozorio (28) —también detenido en Perú—, conocían personalmente a una de las jóvenes asesinadas, lo que refuerza la hipótesis de un vínculo previo entre las víctimas y sus victimarios.
De acuerdo con los testimonios incorporados a la causa, Lara había manifestado temor antes de asistir al encuentro. Una testigo contó que la adolescente le pidió que la acompañara al barrio de Flores para reunirse con un hombre, aunque finalmente fue con otra amiga: Morena Verdi, quien también sería una de las víctimas del crimen.
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El plan inicial era encontrarse en una estación de servicio de La Tablada, desde donde viajarían hacia Morón. Sin embargo, “Pequeño J” cambió el punto de encuentro y las citó en el boliche Staff, sobre avenida Rivadavia al 7100, en Flores.
En esa ocasión, el narco habría buscado ganarse su confianza: según declaró una testigo, les regaló 200 dólares y no intentó lastimarlas. Días después, le obsequió a Lara un oso de peluche y un perfume, gestos que hoy los investigadores interpretan como parte de un proceso de manipulación previo al ataque.

El último contacto entre Lara y “Pequeño J” habría ocurrido el viernes 19 de septiembre, el mismo día en que desaparecieron las tres jóvenes. Según la reconstrucción del expediente, el narco la llamó para coordinar una nueva reunión. Horas después, las tres chicas fueron torturadas y asesinadas en una vivienda de Florencio Varela.