El femicidio de Valeria Gancedo conmocionó a Oncativo y la zona en diciembre de 2023. Su exmarido y padre de su hijo, Alejandro Quinteros, la mató y enterró su cuerpo en su propio campo cerca de Impira, a 15 kilómetros de la ciudad en la que vivían.
A casi dos años del crimen, el femicida fue condenado a perpetua en un juicio abreviado. Ante la brutalidad de las pruebas en su contra, la máxima condena era inevitable y la familia de Gancedo accedió a que el proceso judicial sea rápido.
Chats exclusivos
Alejandro Quinteros había montado un plan macabro para que nadie sospechara de que Valeria estaba muerta. La última vez que su familia, oriunda de Añatuya (Santiago del Estero), supo algo fue el lunes 27 de noviembre de 2023. Esa noche, la víctima envió una foto del femicida al grupo de la familia y también les comentó que no renovaría la orden de restricción que había caducado hacía algunos días.
El 29 de noviembre de 2023 -dos días después de la imagen- el hijo de la pareja cumplía años y la hermana de Valeria, Melisa, insistió en hablar con el niño pero jamás pudo concretar la comunicación. “La llamé para saludar al nene, me cansé de llamar y de mandar audios y nada”, relató la mujer a ElDoce.tv en ese entonces. Y siguió: “En un momento me respondió ‘Hola, me cansé de llamarte’ y le dije que jamás me había llegado una llamada de ella. Seguí llamando y no me atendió”. Se hizo la noche de ese miércoles y Melisa no pudo hablar con la víctima ni con su sobrino.
+ MIRÁ MÁS: Motochoro atacó a una joven para robarle la moto y un vecino lo golpeó hasta que huyó: el dramático video
Para ese entonces, a la mujer le llamaba la atención la actitud de su hermana y una extraña decisión la puso en alerta: Valeria iba a festejar el cumpleaños del nene el fin de semana pero de repente les avisó que viajaría a su provincia. En un mensaje les avisó que llegaría a las 22 pero se hicieron la 1 y jamás arribó. Fue entonces que Melisa contactó a su cuñado pero no mostró preocupación, por lo que se comunicó con una amiga de su hermana para que hiciera la denuncia.

La familia de Valeria salió rumbo a Oncativo y cuando llegaron se enteraron de que las amigas y conocidas también habían recibido mensajes llamativos y con distinta información sobre el supuesto viaje. El plan de Quinteros había quedado al descubierto: intentó engañar a todas las personas que preguntaban por Valeria. Después de algunas horas acorralado en la comisaría de la localidad aquel viernes 1° de diciembre, confesó que el cuerpo estaba en un campo en Impira.
Fosa en su propio campo
Con la confesión del femicida, los investigadores fueron hasta un campo ubicado sobre el ripio que une Oncativo e Impira que pertenecía a la familia del acusado. Allí encontraron una fosa cerca de un cañaveral y al cavar dieron con el cuerpo.

La autopsia reveló que Quinteros le suministró un fármaco que mezclado con alcohol la sedó hasta dejarla sin reacción. Se trata de benzodiazepina, una droga con efectos sedantes, amnésicos y miorrelajantes.
En el cuerpo de la víctima había 1,43 miligramos, lo que generó la inconsciencia. Las pruebas indican que la droga le hizo efecto en el trayecto desde el restaurante en el que cenaron ese lunes 27 de septiembre hasta su casa. Al llegar le tapó la boca, la ató de manos y pies con cinta de embalar y la asfixió. Luego cargó el cuerpo en su camioneta y condujo hasta el campo para enterrarla.
