Rodrigo aún no encuentra respuestas. La madrugada del pasado sábado marcó el fin de una larga angustia que su madre, Alma Spitznagel, había intentado poner en palabras días antes. “Nos dijo que no la estaban tratando bien. Que tenía miedo”, recordó. Desde entonces, su reclamo se transformó en una cruzada por esclarecer lo que ocurrió en la Clínica Catán, en González Catán, donde Alma perdió la vida.
La mujer de 63 años estaba internada en terapia intensiva después de dos operaciones de vesícula. Según su familia, no podía moverse por sus propios medios y necesitaba asistencia constante. Sin embargo, en la madrugada del sábado fue hallada sin vida tras caer desde el segundo piso del edificio. “Nos llamaron para decirnos que se había tirado. Pero eso es imposible. Mi mamá no podía levantarse sola”, aseguró Rodrigo en diálogo con Telenoche por El Trece.
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El hijo de la víctima sostiene que los días previos fueron claves para entender lo que pasó. “El viernes nos pidió que no nos fuéramos. Estaba nerviosa, decía que la trataban mal a la noche. Que cuando llegara a casa nos iba a contar todo”, relató con la voz quebrada. Minutos después de ese pedido, la familia recibió el llamado que nunca quiso escuchar.
Sospechas
Para los hijos de Alma, nada cierra: la ventana por la que habría caído estaba demasiado alta y su cama se encontraba cerca del puesto de enfermería. “Alguien tendría que haberla visto. No pudo haber pasado tanto tiempo sin que nadie se diera cuenta”, señaló Rodrigo. Fue una vecina la que alertó al personal médico al ver el cuerpo tendido entre los arbustos del patio interno.
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Mientras la causa avanza lentamente y la clínica evita dar explicaciones públicas, Rodrigo y sus hermanos se unieron a otras familias que denuncian situaciones similares. Entre lágrimas y firmeza, el hijo de Alma resume el pedido que lo impulsa: “No buscamos venganza, solo queremos saber la verdad. Mi mamá merecía que la cuidaran, no que la olvidaran”.