Un escándalo sacude a la Policía de Tucumán. El comisario Gustavo Beltrán, jefe de la Unidad Regional Norte, y su segundo, Sergio Juárez, fueron expulsados de la fuerza después de que se comprobara que presos realizaban tareas de albañilería en una casa particular ubicada en la zona del dique El Cadillal.
La investigación comenzó tras una denuncia anónima que llegó al ministro de Seguridad provincial, Eugenio Agüero Gamboa, quien informó la situación al gobernador Osvaldo Jaldo. Personal de la Fiscalía de Delitos Complejos se presentó en el lugar y encontró a dos detenidos y un agente policial trabajando en la vivienda, junto con un móvil oficial.
“Las medidas investigativas arrojaron como resultado la detención de dos personas privadas de la libertad y de dos efectivos policiales, acompañados por un vehículo oficial”, confirmó Agüero Gamboa.
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La situación derivó en la baja inmediata de Beltrán y Juárez, una sanción que implica separación definitiva del cuerpo policial, sin derecho a jubilación ni retiro. Además, la fiscal Mariana Rivadeneira ordenó la detención de ambos jefes, aunque Juárez se entregó voluntariamente.
Según fuentes judiciales, al menos cuatro presos condenados por abuso sexual eran trasladados periódicamente hasta la propiedad de Beltrán para trabajar como obreros. Los internos permanecían alojados en la Unidad Regional Norte, pese a que debían estar en cárceles provinciales, y eran sacados sin autorización judicial.