El caso por la tragedia del 29 de mayo de 2024 en la avenida Circunvalación avanza hacia el juicio. La Cámara Primera del Crimen de Córdoba juzgará a Clever Alexis Rodríguez (28), imputado por el choque que causó la muerte de Anabela Ayelén Vega (28), cuando manejaba una camioneta Toyota Hilux que cruzó de carril y la embistió de frente.
Aunque su defensa pidió una probation, la fiscal de Cámara Milagro Gorgas la rechazó y el trámite seguirá su camino hacia un debate oral. Rodríguez está acusado de homicidio culposo agravado por culpa temeraria y por conducción de vehículo automotor, y lesiones culposas agravadas. Por el momento está en libertad.
El impacto fatal ocurrió entre los accesos a Spilimbergo y Monseñor Pablo Cabrera, cuando el vehículo que conducía Rodríguez despistó, atravesó el cantero central e impactó contra el Fiat Uno de la joven, que había dejado minutos antes a su hijo en la casa de un familiar. La camioneta también golpeó a un Chevrolet Onix y una Meriva, cuyos conductores resultaron ilesos.
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La parte central de la acusación surgió del estudio del teléfono celular del imputado. El fiscal de instrucción Juan Pablo Klinger, en diálogo con Telenoche, recordó que en un comienzo no estaba claro el origen de la maniobra: “El conductor de la camioneta no lo hacía con exceso de velocidad, no tenía droga o alcohol en sangre, entonces no sabíamos por qué había realizado esa maniobra; tampoco había participado algún otro vehículo que lo hubiera colisionado”.
“Pese a que estaba dañado, gracias al trabajo interdisciplinario de varios gabinetes de Policía Judicial se pudo reconstruir por qué había llevado adelante esa maniobra errática”, destacó el funcionario judicial.
+ VIDEO: la explicación del fiscal:

Según explicó, quince segundos antes del impacto, Rodríguez manipuló el celular. “Se detectaron dos eventos: había ingresado a una aplicación de un sistema de reproducción de música, y también observó y descargó un estado de WhatsApp de uno de sus contactos”, describió. Ambos movimientos obligaban a desbloquear el teléfono, lo que para la fiscalía eliminó cualquier duda sobre la distracción.
Conducta grave
Klinger remarcó que se trató de una conducta especialmente grave: “Nosotros entendimos que le cabía la calificación de culpa temeraria; esto es, una imprudencia más grave con un mayor grado de injusto debido a que la manipulación del teléfono celular no se daba en un contexto de necesidad”.
Con la prueba digital consolidada, el caso quedó listo para ser llevado a juicio, pero aún no hay fecha confirmada. Allí se definirá la responsabilidad penal del conductor por una tragedia que volvió a exponer los riesgos mortales de usar el teléfono al volante.



