El crimen de Santiago López Monte, el joven de 20 años asesinado en Lanús, expuso una trama de violencia que su familia describe como un verdadero infierno. La acusada es su novia de 16 años, una adolescente que permanece prófuga y sobre quien pesan graves acusaciones por maltrato físico y psicológico.
Según relataron en Radio Mitre Macarena y Tamara, dos de las hermanas de la víctima, la relación estaba marcada por insultos, humillaciones y agresiones constantes. Ambas aseguraron que la joven mantenía a Santiago aislado de su entorno, lo denigraba y lo trataba de manera violenta incluso en la vía pública.
Violencia
La familia contó que la sospechosa no permitía que Santiago visitara su casa y lo ridiculizaba cada vez que intentaba hacerlo. Relataron que lo llamaba “mariquita” o “pollerita de mamá” para avergonzarlo y alejarlo de sus seres queridos.
También controlaba su ubicación en tiempo real, lo que le permitía seguir cada movimiento.
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Vecinos del barrio fueron testigos de situaciones en las que la adolescente lo golpeaba e insultaba en plena calle, mientras él esperaba a que ella lo dejara entrar a la casa.
Los familiares aseguran que Santiago volvía a visitarlos con marcas visibles en el cuerpo, pero inventaba excusas para justificar a su pareja. Una vez llegó con la mano cortada y dijo que se había lastimado con la cadena de la moto, aunque su madre sospechó que se trataba de una agresión.
También denunciaron que la joven le destruía cada teléfono nuevo que él se compraba, dificultando el contacto con la familia.
Aislamiento y un final trágico
Antes de mudarse con los suegros, la pareja convivió un tiempo en la casa de Santiago. Allí, la madre del joven escuchó cómo la chica lo golpeaba en su propia habitación. Cuando intentó intervenir, la agresora la echó de la casa. Ese episodio marcó el límite y la familia decidió que la adolescente no podía volver a ingresar.
Sin embargo, la violencia no se detuvo. Para los allegados, Santiago seguía atrapado en una relación tóxica, posiblemente por miedo o por un enamoramiento que lo dejó vulnerable. “Mi mamá siempre le decía ‘volvé, hijo’”, lamentaron sus hermanas.
La investigación judicial continúa mientras la principal sospechosa sigue prófuga.