Ahorraste unos pesos, este año te fue bien y lograste lo que merecías: te vas de vacaciones a Brasil con tu familia. Venís caminando por la calle en modo turista, y a lo lejos escuchás música que viene de un negocio. Detenés la marcha de tus ojotas Hawaianas que te compraste en un súper y te quedás escuchando.
“Quando eu digo que deixei de te amar, É porque eu te amo. Quando eu digo que não quero mais você, É porque eu te quero”, dice un tipo con una melodía lenta y pegadiza. Te suena familiar pero no entendés el idioma y no le podés sacar la ficha.
Hasta que de pronto caes y decís “Aahhhh ese es el tema que cantaba Dani Guardia en La Barra”.
Lo que estoy describiendo es una escena de ficción, pero que seguramente a muchos argentinos que visitaron Brasil les pasó con alguna de las decenas de canciones de cuarteto que tienen su origen en ese país.
Es que desde hace algunos años, el cuarteto se viene nutriendo fuertemente de canciones del país vecino, que son traducidas y adaptadas a nuestro ritmo para hacer mover a cientos de bailarines cada fin de semana. Este fenómeno atraviesa en el presente, a mi entender, su momento más álgido.
Yo era, Amor de su cama (Q’Lokura), Libertad provisoria, El amante (Dale Q’Va), Apodo cariñoso (La Konga), Supera, Olvidarte de mi jamás podrás (La Banda de Carlitos), Notificación preferida (Damián Córdoba), Infiel, No me enseñaste a olvidar, Amante fiel (Ulises Bueno), Anti amor (Monada), 500 pesitos (Vacomoloko), son solo algunos de los títulos que en los últimos años se han grabado en español y en ritmo de cuarteto.
En su mayoría vienen de un género denominado sertanejo, una especie de “country brasileño” con raíces campesinas que tiene su origen en los estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Goias. Hoy, es uno de los géneros más escuchados en todas las regiones de Brasil, ganándole en popularidad a la samba y al bossa nova.
En las últimas décadas, el sertanejo fue dominado por intérpretes en dúos, muchas veces compuestos por hermanos.
Cuenta entre sus exponentes a artistas como Gustavo Lima, Maiara y Maraisa, Henrique e Giuliano, Zé Neto & Cristiano, Bruno & Marrone. Pero sin dudas la más reversionada por los cuarteteros es Marilia Mendonça, cantante fallecida en 2021 en un accidente aéreo que fue durante algunos años la artista más escuchada de todo Brasil. Marilia ganó un Grammy Latino y en 2020 obtuvo la transmisión más vista del mundo con 3,31 millones de visualizaciones simultáneas, datos que sirven para dimensionar su éxito.
También el pagode y el forró aportaron canciones al repertorio cuartetero, en menor medida.
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Pero este amor entre el cuarteto y los géneros brasileros no es solo de ahora. Y sino pregúntenle a Chébere, que en los 80′ grabó “No la dejes ir a Violeta” o Fricote, como es su nombre original en portugués, por su autor Luis Caldas.
Mal acostumbrado de La Barra, Día de domingo de La Konga, El chan chan de La Mona, entre otras, también se pueden sumar a la lista.
Y si bien no se puede decir que esta costumbre es algo nuevo, sí hay que reconocer que hace unos años este fenómeno volvió y con mucha potencia. Hoy las canciones de origen portugués dominan los estrenos cuarteteros.
Es cierto, el sertanejo es muy “cuartetizable”. La mayoría de sus canciones quedan muy bien con un tunga tunga de base. Letras melancólicas, temática amorosa (en su mayoría, de despecho), temas poco rastreables en internet por el idioma y composiciones hechas para duetos, parecen ser el combo perfecto para su adaptación al cuarteto.