Luego de ganar la categoría “Álbum artista de cuarteto” de los Premios Gardel junto a La Banda de Carlitos, Eugenia Quevedo se refirió a la decisión que tomaron como grupo musical de no asistir a la premiación del prestigioso galardón que distingue a la música argentina.
“Habíamos planificado el viaje, queríamos ir después del baile en La Morocha, nos preparamos para la gala, estábamos re contentos. Pero ayer me mandaron por mail las invitaciones para hoy las 14 en el Teatro Vorterix. Nos bajó el entusiasmo cuando nos enteramos que podíamos ir a la alfombra roja de la noche solo con un acompañante. Éramos cuatro y dos quedaban afuera”, expresó en diálogo con Así Tocaba Leonor.
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En relación a que la premiación al cuarteto quedaba afuera de la gala principal en el Movistar Arena, agregó: “Esto es de hace tiempo, estas divisiones en distintas galas. Para el artista lo más lindo es compartir ahí con otros: entrevistas, la televisación, que haya shows en vivo, una suma de cosas. Es un desprecio para los artistas que van a la otra gala. Yo lo siento así”.
En la misma línea, añadió: “No es cuestión de ningunear a nadie. Todos los géneros son importantes. El cuarteto ocupa un lugar importante en la música, debería ser para todos igual. Se debería buscarle la vuelta para que todos compartamos de igual a igual”.
Además, enfatizó en su crítica a la entrega por separado de premios al cuarteto. “¿Por qué seguimos dividiendo artistas? No entiendo la gracia. Lo ideal es que todos podamos pasarla bien, sentirnos agasajados con semejante gala en el Movistar Arena”, concluyó. Asimismo, remarcó que muchos artistas de la disquera Sony, tales como María Becerra, Lali y Tini, sí suelen estar presentes en la gala principal.
Por último, apuntó contra la forma de comunicar el ganador de su categoría. “Si no fuera por alguien que estuvo filmando en el Vorterix, nosotros no hubiéramos visto el video cuando anunciaron el ganador. Ellos subieron un flyer del ganador. ¿Por qué así? Para mí es una falta de respeto”, cerró.
Recuerdo poco feliz
Luego, recordó en ATL una anécdota que pone al desnudo el espíritu de su reclamo. “Estaba nominada en Buenos Aires en la terna de cumbia. Nos mandaron a una cafetería y nos indicaron que teníamos que vestirnos ‘tranqui’. Fui relajada y muchos estaban vestidos de gala, me quería morir. La gala real era en el Gran Rex. Yo tenía vestido, todo, me sentí re mal”, revivió sobre el mal trago.